Una tragedia que aconteció la noche del 2 y el 3 de marzo de 1944 durante la última etapa de la Segunda Guerra Mundial en el municipio de Balvano perteneciente en la provincia de Potenza en Italia. Los habitantes de Balvano fueron testigos de una terrible catástrofe que marcaria la vida de muchos. Un tren se detuvo en la mitad de un túnel cerca de Salerno. Más de 520 pasajeros murieron asfixiados debido a la inhalación de monóxido de carbono. El accidente se mantuvo oculto por el gobierno. Solo se menciono una parte de lo acontecido.
Todo comenzó a raíz de la liberación de la Alemania nazi del sur de Italia por los americanos, muchas eran las personas que en su intento de escapar del hambre y en busca de una vida mejor trataban de viajar clandestinamente en los pocos trenes que aún circulaban. En aquel entonces casi no existían locomotoras que ofrecieran servicios de transportes, por este motivo las personas tenían que subir como polizones en los vagones burlando la vigilancia, incluso en muchas ocasiones sobornar con pequeñas cantidades a los maquinistas para que se hicieran de la vista gorda.
En aquel entonces no se revelaron cifras de muertos y mucho menos el lugar donde la tragedia había tenido lugar, a pesar de su poca repercusión mediática esta fue una de las peores tragedias en la historia ferroviaria de Italia y del mundo. De manera sorpresiva, dos meses después, en circunstancias similares, un tren en el túnel de Tono de España acabo con la vida de 500 pasajeros.
El hambre era el pan de cada día, por lo que muchos de los viajeros tomaban un tren de madrugada para comprar alimentos y otros bienes en zonas rurales y regresar a la ciudad de Nápoles para venderlos en el mercado negro. El tren 8017 era uno de esos trenes en los que viajaban pasajeros no autorizados, pero en aquella fatídica noche de los cuarenta y siete vagones que remolcaba tan solo doce estaban cargados. El 8017 partió de Salerno únicamente con la carga autorizada y varios vagones vacíos dispuestos para cargar más mercancía en el recorrido. Su trayectoria cruzaba los montes Apeninos.
La tragedia aconteció cuando el tren se encontraba cerca de Balvano, un pequeño pueblo entre dos largos túneles de los montes Apeninos. Aproximadamente a las 23:40 el tren detuvo su marcha seis kilómetros más adelante de una apartada estación. Nunca fue aclarado el motivo por el que el tren se detuvo. Se habla de un tren accidentado delante del 8017, los maquinistas tuvieron que bajarse para socorrerlos, y aproximadamente a las 0:15 del día 3 de marzo se dio vía libre para proseguir el viaje, la próxima estación estaba situada tan solo a ocho kilómetros de aquel lugar, pero el tren jamás llegó.
El jefe de estación de Balvano temiendo que algo hubiese ocurrido, y asustado por el hecho de que un trayecto que no requería más de veinte minutos y que se estaba tardando más de dos horas y cuarto, fue enviado al sitio el guardafrenos Giuseppe Venuto, quien volvió a las 5:40 con la terrible noticia de que todos habían perecido dentro de aquel túnel.
Una de las teorías era que durante el recorrido los 47 vagones del 8017 se llenaron y debido a su exceso de peso no pudo reanudar su marcha con normalidad y tras atravesar la escabrosa región de Balvano y Bella-Muro entro en un túnel encontrándose con el tren accidentado y perdieron la tracción en la mitad del túnel, y a pesar de los infructuosos intentos por retroceder nunca pusieron salir, dejando tan solo tres de sus vagones fuera de aquel túnel de la muerte.
Otra de las teorías afirma que en la mitad del túnel se encontró con el otro tren en sentido opuesto por la misma vía, algo poco factible teniendo en cuenta que se había dado la orden desde la estación de continuar la marcha y de haber un tren en sentido contrario ellos hubiesen tenido constancia de ello. El tren espero más de 30 minutos en el túnel, y en ese momento las locomotoras del tren quemaban un sustituto de carbón de mala calidad lo que provocaba el monóxido de carbono sin olor que causa la denominada “muerte dulce”, ya que quienes lo respiran se sumergen en un sueño placentero mientras que la falta de oxigeno por el exceso de monóxido de carbono los asfixia.
Sin saberlo, los pasajeros de tren se durmieron hasta morir en un ambiente tóxico. Los maquinistas fueron los primeros. De los más de 520 fallecidos tan solo 235 pudieron ser identificados, el resto fueron sepultados en dos fosas comunes cerca de la estación. El tren tuvo que ser remolcado al día siguiente. Fue en 1951 cuando la historia fue revelada, pero la falta de detalles y el “enfriamiento” del caso debido a la censura provocaron que muchos de los detalles se perdieran e incluso hoy día no se conocen muchos de los detalles que provocaron esta tragedia.
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