

Eran los liquidadores, quienes perecieron en medio de la radiación, como poca protección y con largas agonías. Nadie los recuerda, nadie les agradece a sus familias por estos 26 años de vida, de progreso, de avances científicos y tecnológicos. Los liquidadores se quedaron allá, en unas camillas sufriendo los efectos secundarios de aquel terrible accidente. Nadie conoce sus rostros, solo quedaron sus ultimas fotos, las fotos antes de entrar a la morada del demonio llamado radioactividad.
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