Puede resultar muy común en días santos en algunas religiones realizar cierto tipo de rituales que impliquen dolor como una especie de sacrificio tal como sucedió cuando Jesucristo entrego su vida para limpiar el pecado de la raza humana. Puede verse como un ritual que se celebra año con año en ciertas culturas para recordar la pasión de Cristo en la cruz del calvario. Este tipo de ritual es muy común en Filipinas, donde en forma de celebración de la Semana Mayor o Semana Santa en una exhibición de delirio religioso mientras el mundo cristiano conmemoraba el día en que Jesucristo fue crucificado, en el norte de Manila, Filipinas, truculentas crucifixiones toman lugar, aún en contra de la jerarquía de la iglesia católica, este tipo de ritual se han convertido en una atracción turística.
“El curandero Arturo Bating, de 44 años, extendió los brazos y mantuvo una calma estoica mientras sus vecinos lo alzaban en una cruz de madera sobre un montículo de arena y luego clavaban clavos de 10 centímetros a través de sus manos”, según aparece en la página web del periódico La Estrella de Panamá. Según la propia confesión de Bating, esta fue una promesa que le hizo a Dios para que protegiera a su familia de enfermedades. Otros devotos como Alex Laranang, de 57 años fueron inmediatamente clavados a la cruz en la aldea de San Juan, en las afueras de la ciudad de San Fernando, y según los habitantes de la aldea de San Pedro Cutud dijeron que unos 20 penitentes serían crucificados durante el día.
En Santo Tomás, Atlántico, una situación similar no menos dantesca toma lugar, con motivo a la celebración de la Semana Santa, católicos se auto lacerarán para pagar las promesas que Dios les cumplió. Según los habitantes de este pueblo ubicado al oriente del departamento del Atlántico, en forma de agradecimiento a Dios pagan una manda con su propia sangre y con latigo el cual llaman “disciplina”. Muchos de los habitantes que practican este ritual se escudan en su Fe cuando les llegan restricciones de la Alcaldía, la desaprobación de la Iglesia católica y el malestar de algunos familiares y amigos. “Desde hace más de un siglo, a Santo Tomás llegan todos los viernes santos personas de diferentes regiones del país y hasta de Venezuela a pagar penitencias mediante la auto laceración”, según publico el periódico El Tiempo, el 4 de abril del año en curso.
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