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sábado, 22 de mayo de 2010

Canibalismo: un macabro ritual




Desde el génesis de nuestra historia se ha llevado a cabo lo que se denominaría un ritual de alimentarse de miembros de la propia especie, este acto también se le denomina antropofagia (ingestión de carne y tejidos humanos). En el tema del canibalismo existen muchos tabúes, ya que es visto como un acto de depravación extrema.

El canibalismo humano se ha presentado a lo largo de la historia manifestándose en dos maneras:
Canibalismo por hambre en tiempos de extrema amenaza: tal como sucedió con la tragedia del equipo uruguayo cuyo avión cayó en la cordillera de los Andes cuando se dirigían a Chile.
Canibalismo como ritual: en este caso muchas culturas sacrifican personas para sus dioses, tal como sucede con los albinos en África. Así como también se han dado casos de satanismo y brujería donde también muchos niños son sacrificados.
El canibalismo desde la antigüedad se ha presentado en Europa (Francia, Alemania y España), así como en el Antiguo Egipto a finales de 3er milenio a.d.C. En la Biblia también se hace referencia al canibalismo como castigo por alguna afrenta“Si con esto no me obedecéis y seguís enfrentándoos conmigo, yo me enfrentare con vosotros con ira, y os castigare yo mismo siete veces más por vuestros pecados. Comeréis la carne de vuestros hijos y la carne de vuestras hijas comeréis”. (Levítico 26:27-29)
“Sucedió después de esto que Ben Hadad, rey de Aram, reunió todas sus tropas y subió y puso sitio a Samaría. Hubo gran hambre en Samaría; y tanto la apretaron que una cabeza de asno valía ochenta siclos de plata, y un par de cebollas silvestres cinco siclos de plata. Pasaba el rey de Israel por la muralla cuando una mujer clamó a él diciendo: ٬Sálvame, rey mi señor’. Respondió `Si Yahveh no te salva, ¿con que puedo salvarte yo? ¿Con la era o con el lagar? Dijole el rey: ´Esta mujer me dijo: Trae a tu hijo y lo comeremos hoy; y el mío lo comeremos mañana`. Cocimos a mi hijo y nos lo comimos; al otro día le dije: ´Trae a tu hijo y lo comeremos´, pero ella lo ha escondido´. Cuando el rey oyó las palabras de la mujer desgarró sus vestidos; como pasaba sobre la muralla, el pueblo vio que llevaba sayal a raíz de su carne. Dijo: ´Esto me haga el señor y esto me añada si hoy le queda cabeza sobre los hombros a Eliseo, hijo de Safat´. Estaba Eliseo sentado en su casa y los ancianos estaban sentados con él. El rey envió un hombre por delante, pero antes que llegara el mensajero a donde él, dijo él a los ancianos: ´Habéis visto que este hijo de asesino ha mandado a cortar mi cabeza. Mirad, cuando llegue el mensajero, cerrad la puerta y rechazadle con ella. ¿Acaso no se oye tras él el ruido de los pasos de su señor?´. Todavía estaba hablando con ello cuando el rey bajo al él y dijo: ´Todo este mal viene de Yahveh! ¿Cómo he de confiar aún en Yahveh? (2Reyes 6: 24-33)
A mediados del siglo XVI (1767), el barco de carga estadounidense Peggy, partió de Azores con una tripulación de 8 hombres hasta Nueva York. El barco contaba con suficientes provisiones para un viaje de 8 semanas, pero las provisiones no serían suficientes ya que la tripulación se enfrentó a una sucesión de eventos que los obligarían a tomar la decisión más macabra de sus existencias.

Apenas con 5 días de haber zarpado, una serie de tormentas dejaron al barco a la deriva, impidiéndoles navegar y las provisiones pronto comenzaron a escasear. Con más de dos meses mar adentro sobrevivieron con solo vino y brandy para engañar el hambre, y quizás a raíz de esto comenzaron a sospechar los unos de los otros. Aun en contra de la voluntad del capitán, la tripulación decidió sacrificar un esclavo negro que hacia parte de la carga.

Trataron que la carne durara lo más posible, pero a los 16 días la comida volvió a escasear, por lo que decidieron dejarlo a la suerte, el próximo sería, David Flat, el marinero más experimentado. Debido a que se trataba de un amigo, decidieron esperar hasta el día siguiente con la esperanza que pudieran ser rescatados. Durante aquella noche Flat, quizás por los nervios, perdió el oído y la cordura. La t

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