Powered By Blogger

lunes, 16 de noviembre de 2009

El Sádico Bribón



Uno de los primeros casos de niños asesinos es sin lugar a dudas Jesse Pomeroy, nacido el 29 de Noviembre de 1859 en Massachusetts. Se dice que su padre tenía graves conflictos con la bebida u que además era bastante violento y abusivo.
Cualquier cosa que lo enfureciera era pretexto para llevar a sus hijos a una cabaña donde los desnudaba y les propinaba unas palizas hasta sosegarse. De dichas palizas Jesse solo desarrollo una perversa excitación y diversión. Según relatos de la época, la apariencia de Jesse inspiraba miedo y el mismo se había dado cuenta de ello, causando escalofrío hasta en su padre.
A consecuencia de dichas diferencias Pomeroy era un individuo solitario y retraído, que no sonreía y que sufría de inesperados ataques nerviosos. Por lo que podríamos deducir que fui blanco de niños abusadores de la cuadra.
En la casa de los Pomeroy no podía haber mascotas. De forma inesperada, aparecían muertos. La violencia contra los animales es una característica de los asesinos seriales del mundo. Los animales fundan la experimentación del sadismo y la violencia que en un futuro el psicópata aplicara a otras personas.
Las victimas de Pomeroy fueron cambiando, las elegía de acuerdo a la edad, desquitaba sus locuras con niños más pequeños que él, torturándolos hasta agotarse.
 1871, el niño William Paine de 4 años, fue hallado en el mes de Diciembre en una cabaña atado con una cuerda que estaba suspendida en el techo del lugar. El pequeño William tenía laceraciones en su espalda y fuertes moretones. No pudo denuncia a su agresor.
1872, Tracy Hayden de 7 años, en el mes de Febrero fue llevado por Pomeroy a un lugar apartado con la promesa de llevarlo a ver soldados. Ya en el lugar lo amarro y lo torturo con la misma furia que aplico con Paine. De dicha agresión Hayden resulto con los ojos morados, con los dientes frontales tirados, la nariz rota y el torso cubierto de heridas..
En este mismo año, a mediados del mes de Abril, con engaños se llevo al pequeño Robert Maier de 8 años a donde había llevado a sus dos anteriores victimas, lo golpeaba con una vara obligándolo a maldecir, y según el pequeño Maier, Pomeroy se masturbaba disfrutando del sufrimiento que le provocaba.
A mediados del mes de Julio, su víctima fue un pequeño de 7 años a quien nunca se le conoció el nombre. A este pequeño le propino el mismo tratamiento que a los demás hasta alcanzar el orgasmo. La policía llevaba algún tiempo tras la pista de Pomeroy y en esta oportunidad ofreció una recompensa de $500 dólares a quien ayudara a capturar al “Sádico Bribón”, como era llamado el adolescente que torturaba a los niños en Boston.
La madre de Pomeroy sospechando la responsabilidad de su hijo en dichas torturas opto por mudarse al sur de Boston, aunque también es posible que los motivos de aquella mudanza fuesen otros, ya que ella negaba cualquier responsabilidad por parte de su hijo manteniéndose fiel a él.
Otra víctima fue George Pratt, quien fue abordado por Pomeroy en la calle. Lo condujo a un apartado lugar y comenzó con el inhumano ataque. Lo desnudo, lo amarro y le propino una paliza con un cinturón, le mordió un cachete y le araño la piel dejándole heridas profundas. Varias veces le enterró una larga aguja en varias partes del cuerpo, e intento clavársela en un ojo, y antes de huir le mordió un glúteo al desafortunado niño.
El siguiente desventurado por Harry Austin, con quien tomo otras medidas aparte de las usuales torturas, sacó una navaja de bolsillo para apuñalar los brazos y hombros a su víctima. Y cuando apunto estaba de rebanarle el pene aparecieron otras personas frustrándole sus sádicas pretensiones.
Pocos días después ataco al pequeño Joseph Kennedy a quien golpeaba y a la vez obligaba a recitar oraciones religiosas plagadas de obscenidades. A Kennedy le hizo una fuerte cortada en el rostro con un cuchillo y luego lo llevó al mar para echarle agua salada en las heridas.
Robert Gould de 5 años fue el siguiente en caer en las garras de Pomeroy. El pequeño fue sometido cerca de una estación de trenes, lo amenazo con un cuchillo en el cuello, y al darse cuenta que unos ferrocarrileros lo observaban tuvo que huir del lugar. Gould aporto más pistas, como que su atacante era un adolescente de cabello castaño y con un ojo completamente blanco.
A finales de 1872, la policía comenzó a buscar en las escuelas de Boston al Sádico Bribón quien está a punto de convertirse en un terrible homicida, y en el mes de Septiembre fue identificado por Joseph Kennedy y puesto bajo arresto. Pomeroy se mostro tranquilo durante el interrogatorio manteniéndose inocente en todo momento, y luego de mucho tiempo, Jesse confesó que en efecto el había torturado a todos aquellos niños.
Sus víctimas lograron identificarlo sin mayores complicaciones. La madre del Sádico Bribón como es obvio declaro a favor de su hijo. Cuando le preguntaron porque lo había hecho, su única respuesta fue: No pude evitarlo. El Sádico Bribón fue consignado en un reformatorio hasta que cumplió los 18 años.
Durante su estancia en el reformatorio vivió en completa soledad puesto que los chicos mayores lo molestaban y los menores le sacaban la vuelta, consientes del porque estaba allí recluido. Tras quince meses de encierro fue liberado condicionalmente. Los padres de Jesse prometieron esmerarse en la vigilancia del muchacho, a quien habían dejado vagar más de la cuenta.
La madre de Jesse tenía una tienda de ropa, y el hermano mayor un puesto de periódicos, donde emplearían al joven para que mantuviera su tiempo ocupado. La policía no informó a nadie de la comunidad  que el Sádico Bribón había sido liberado, por lo que la gente estaba tranquila al creer que seguía en el reformatorio por varios años.
1874, no habían pasado ni dos meses de haber sido liberado cuando el 18 de Marzo, muy temprano, mientras que Jesse hacia la limpieza de uno de los negocios de la mamá, cuando llego Katie Curran para comprar un cuaderno de notas. La jovencita explico que tenía un nuevo profesor por lo que deseaba tener un cuaderno nuevo. Pomeroy aprovecho esto para tener a la joven incauta, y la llevo hasta el sótano del negocio, y cuando se dio cuenta del engaño era demasiado tarde. Pomeroy con su navaja de bolsillo la degolló brutalmente. Su cuerpo fue hallado en avanzado grado de descomposición, por lo que fue muy difícil el grado de los daños que había recibido.
Cuando la madre de Katie comenzó a buscarla la policía trato en todo momento de involucrar a Pomeroy, ya que creían que se había regenerado. Luego un testigo afirmo haber visto como Katie Curran fue introducida al vagón de un tren, se pensó que había sido un secuestro y el caso quedo congelado.
La siguiente víctima fue Harry Field, quien fue engañado por Pomeroy. Cuando llegaron a un lugar apartado Pomeroy se torno violento y amenazo a Field con matarlo si gritaba. El joven Field corrió con suerte de que Pomeroy se encontrase con un vecino dándole la oportunidad de huir.
Otro caso fue el de Horace Millen quien también cayó en la trampa del Sádico Bribón. Muchos testigos vieron a la inusual pareja caminar por la calle y fuera de la ciudad. Pomeroy sabía sus perversos deseos de asesinar al pequeño de 4 años. Con su navaja Pomeroy le corto la garganta al pequeño Horace, quien peleaba por su vida.
Según los peritos de medicina legal había numerosas heridas llamadas defensivas en los brazos y en las manos. Se hallaron 18 heridas en el tórax y lo más impactante fue ver como las uñas de las manos estaban firmemente incrustadas en las palmas (de las manos) como señal de agonía y de atroz muerte experimentada por el pequeño Horace Millen.
Cuando su cadáver fue lavado apareció un ojo apuñalado, así como heridas profundas en el escroto como señal que Pomeroy había tratado de castrarlo. Los niños que hallaron el cadáver dieron aviso a unos cazadores de patos. Los padres de Millen ya lo buscaban por todos lados, y esa misma noche, a eso de las 9pm la familia del pequeño Horace fue informada de su deceso, y a la policía se le vino a la mente el nombre de Jesse Pomeroy.
La gente no lo podía creer puesto que para todos Jesse continuaba encerrado en el reformatorio, y poco tiempo tardo que la aterradora verdad fuese confirmada, el Sádico Bribón había sido puesto en libertad no hace mucho tiempo. Una patrulla llego a la casa de los Pomeroy, y a pesar de las protestas de su madre, el joven fue llevado con la policía. Con los zapatos de Pomeroy y los de Horace Millen reconstruyeron los pasos que dieron y que los ubicaban en el lugar del crimen.
Pomeroy se negó a ir a la morgue a ver el cuerpo de Horace Millen, y aseguro ser inocente, pero admitió su culpa al ser enfrentado con el mutilado cuerpo del pequeño Horace. Pomeroy pidió que lo llevaran a un lugar donde no pudiera atacar a más nadie. La tienda de la madre de Pomeroy cayó en desgracia por lo que ella decidió venderla y cuando la remodelaban hallaron el cadáver descompuesto de Katie Curran.
Jesse Pomeroy fue sentenciado a la horca, pero no había gobernador alguno que firmara dicha sentencia. Ya fuera por convicción personal o por cálculo político en tiempos electorales la decisión respecto al sádico bribón tomó mucho tiempo y continuos aplazamientos. Y es que era muy difícil para la autoridad ejecutar a un chico de 14 años ¡Jamás había ocurrido la necesidad de ejecutar a un hombre tan joven en la historia penal de la nación! Todos se iban pasando la papa caliente de mano en mano.
Finalmente el gobernador Alexander Rice tomó una decisión, tras escuchar el veredicto de un panel de asesores quienes recomendaban la ejecución como solución final a este molesto asunto público. Rice entonces aceptó que el castigo debía ser ejemplar pero no la pena capital y sin publicitar su decisión, impuso la cadena perpetua para Pomeroy, no solo eso, esta debía ser cumplida en solitario. Era algo así como enterrar vivo al sádico bribón.
 Durante su encarcelamiento la única persona en visitar a Jesse Pomeroy fue su madre mes tras mes, hasta que ella murió y nadie más fue a visitarlo de nuevo. Comía solo y se ejercitaba en un patio sin que lo acompañara nadie. Le era permitido bañarse unas cuantas veces y le era abastecida su celda con abundante material de lectura.
Pronto su mundo fue un cuarto de acero y concreto condición en el cual permaneció por 40 años. Durante este tiempo estudio varias lenguas pero jamás tuvo la oportunidad de practicar ninguna realmente. Mucho tiempo trató de planear un escape. Inclusive escarbó la pared hasta llegar a la tubería del gas tratando de volar la puerta de su celda. Hay quienes aseguran que no trataba de huir, sino de terminar con su propia vida.
En 1917 su castigo fue disminuido y se le permitió integrarse a la población general de la prisión. A veces resurgía su nombre en periódicos y de vez en cuando algún reportero preguntaba sobre su actual condición. Cuando fue puesto con los demás disfrutaba como nadie saberse aún celebre por las atrocidades cometidas hacía cuatro décadas. Pero luego pasó el tiempo y los nuevos internos nada sabían acerca del viejo Pomeroy.
En 1929 fue removido de Charlestown para llevarlo a un hospicio de la policía donde pasó los dos últimos años de su vida plagado de enfermedades y en franca agonía. Su deseo final fue ser cremado y que sus cenizas fueran esparcidas a los cuatro vientos. Jamás mostró remordimiento alguno por sus víctimas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.