14 de Septiembre de 1974, Borgo di San Lorenzo. Dos jóvenes se besan en el interior de un Fiat, son Stefania Pettini y Pasquale Gentilcore, dos disparos rompen la noche, el chico cae muerto al instante con la cabeza apoyada en la ventanilla, ella es arrastrada unos metros, el asesino le asesta 97 puñaladas y con tres cortes le mutila sus órganos reproductores.
7 años después…el 6 de Junio de 1981, La Via dell´arrigo. Los dos amantes Giovanni Foggi y Carmela Di Nuccio escuchaban la canción “Imagine” de John Lenon, cuando de la nada aparece aquella sombra, un tiro en la sien lo mata al instante, ella en el suelo con los ojos abiertos, le han amputado la pelvis. La mutilación fue efectuada con un gran cuchillo o machete.
En Florencia aun nadie relaciona ambos crímenes. Los turistas llegan en masa a la romántica ciudad para contemplar su arte, pero alguien desconocido aguardando entre las sombras del espeso bosque florentino sabe que la nueva tragedia está muy próxima. Transcurre lo que resta del calido verano de 1981 y todo parece tranquilizarse, o al menos eso es lo que piensa la ya afectada comunidad de la Toscana.
23 de Octubre de 1981, Campos de Bartoline. Los Carabinieri (policía secreta italiana) encuentran una macabra sorpresa, un vehiculo y en su interior un joven con aspecto de estar plácidamente dormido y a su lado una mujer, se trata de Stefano Baldi y Susanna Cambi. Ella fue arrastrada junto a un olivo, con tres cortes precisos le amputaron los órganos reproductores, aparece con las piernas abiertas y los brazos en cruz como víctima de un diabólico sacrificio. Pero algo nuevo e inquietante aparece en el lugar del crimen, se trata de una pirámide negra, hexagonal, para algunos un viejo tope toscano usado para las puertas, pero para el fiscal encargado del caso, se trata de una especie de elemento esotérico de una secta masónica conocida como La Orden de la Rosa Roja o Rosacruz, fundada en 1614, así es que podríamos deducir que detrás de estos crímenes se encontraban importantes personajes de Florencia con gran nivel adquisitivo, así como miembros de la nobleza, quienes seguramente realizaban todo tipo de rituales esotéricos.
La población ahora es consciente de que un sádico criminal anda suelto, los tres casos comienzan a relacionarse. Se comienza a demostrar que tanto las balas y el cuchillo empleado fueron los mismos que se usaron en los crímenes anteriores, y comienza a expandirse el pánico social por toda la región, estalla la histeria colectiva, el Monstruo de Florencia anda suelto y puede vigilar desde cualquier esquina, nadie sabe quien será la próxima víctima. El miedo se ha posado sobre toda la región de la Toscana opacando la tranquilidad y la paz que la caracterizaba, todos son sospechosos, en nadie se puede ya confiar.
14 de Junio de 1982, Montespertoli. Antonella Migliorini y Paolo Mainardi se refugiaron en este espeso bosque. Un detalle curioso era que ella se resistió al paseo alegando tenerle miedo al Monstruo, y su presagio se convierte en certeza pocas horas después. La sombra se aparece, ellos tratan de huir, con un tiro en la sien ella cae muerta en el asiento del co-piloto del carro de Paolo, el trata de huir pero las ruedas de su carro se quedan atascadas y ahí es donde el Monstruo jala el gatillo de su Beretta calibre 22 por segunda vez.
En un informe de los Carabinieri, la noche del doble crimen unos jóvenes aseguraron ver un Alfa-Romeo rojo esperando en el mismo punto del camino, en el interior un hombre con cara siniestra y hundida, la visión fugaz les produce miedo y deciden huir librándose de una muerte segura. Poco a poco los lugares van quedando desiertos, las autoridades cercan toda la ciudad y las llenan de carteles prohibiendo acampar, el monstruo anda suelto.
9 de Septiembre de 1983, Giogoli, una vieja furgoneta hace caso omiso a los avisos y carteles, se trata de una pareja de alemanes, Horst Meyer y Uwe Rush. La sombra asesina se aproxima al vehiculo e indiscriminadamente los acribilla a tiros sin piedad. A la mañana siguiente cuando la policía encuentra los cuerpos ensangrentados, una escena apocalíptica que quizás no se esperaban, al parecer la cabellera rubia de uno de los jóvenes han confundido al criminal, sin duda pensó que era una mujer, se trataba de una pareja de homosexuales que se encontraban en ese momento viendo unas revistas pornográficas.
29 de Julio de 1984, Vicchio. Pia Rontini y Claudio Stefanacci, con apenas 20 años son los siguientes elegidos del monstruo. Los Carabinieri hayan junto a los cuerpos de las victimas un circulo de piedras en su interior dos ramas formando una cruz y dos vallas, para los investigadores no se trata de algo casual, se trata de un Circulo de Trusco usado por los seguidores del fraile y sacerdote dominico Girolamo Savonarola, quien organizo una de las celebres hogueras de vanidad donde los florentinos eran invitados a arrojar sus objetos de lujo y cosméticos, además de libros que él consideraba licenciosos. Claudio fue ejecutado de la forma habitual, ella arrastrada con la vagina amputada y además el pecho izquierdo cercenado. Los crímenes del monstruo han despertado una historia oscura y sórdida en la ciudad del renacimiento. En este mismo año se descubre una red de mirones a quienes se creen culpables de estos crímenes y sale a la luz un crimen anterior.
En 1968, en Signa, una pareja conformada por Antonio Lo Bianco y Bárbara Locci. Las sospechas apuntan al pacifico pueblo de San Casciano in Val di Pesa, aparece un nuevo grupo "compagni di merende" (compañero de merienda) conformado por un grupo de desalmados, algunos habitantes del poblado desde el farmacéutico hasta el tonto del pueblo están implicados, algunos matan, otros cortan y otros vigilan y eligen quien será la próxima víctima.
8 de Septiembre de 1985, Scopeti. Nadime Mauriot y su amante Jean Michel Kravechvil optan por refugiarse en esta zona aislada dentro de una tienda de campaña, pero un afilado puñal a la media noche rasga lentamente la tela de la tienda de campaña, a ella le amputa la vagina y le cercena el seno izquierdo. El monstruo poco a poco había estado desvelando la desconocida historia de la Toscana, en la mitad de toda aquella belleza y esplendor surgían caminos paralelos y sórdidos. Para los locales la ruta que lleva a Scopeti es ahora un lugar macabro. Aquellas fueron las últimas victimas del “Il Mostro di Firenze”.
Pietro Pacciani Aun hoy nadie sabe lo que se esconde tras aquel rosario de horrores, porque a pesar de que uno de los integrantes de “compagni di merende” fue detenido algo no encajo bien en aquel entonces en todo aquel rompecabezas que fueron todos esos crímenes para los Carabinieri. Pietro Pacciani, el hombre acusado de estos crímenes era un individuo embrutecido, algo primitivo que cometió su primer crimen a los 17 años cuando asesino al amante de su novia y la viola a ella, es encarcelado y sale en libertad a los 30 años de edad, y es apresado nuevamente por violencia domestica. No había muchas pruebas que inculparan directamente a Pacciani, pero sus antecedentes fueron suficientes para que se le considerara sospechoso.
El criminólogo español Vicente Garrido, profesor de la Universidad de Valencia en España, dice que teniendo en cuenta los antecedentes psicológicos de Pacciani, que es un individuo embrutecido, que ansia terminar de una forma sádica y brutal con sus víctimas sin importar dejar huellas en el cuerpo del delito, en cambio el asesino efectuó sus mutilaciones de una forma impecable sin tocar en ningún momento el cuerpo de sus víctimas. Pacciani era un individuo un tanto torpe que probablemente no hubiese dudado ni un segundo en violar a su víctima femenina antes de asesinarla o ya estando muerta, y porque no robar algún objeto de valor, pero no hubo robo ni violación, los crímenes fueron impersonales. La persona que mato en 1968 no fue la misma que mato a partir de 1974, ya que el modus operandi es totalmente opuesto. Las muertes a partir de 1974 son mutilaciones limpias y la de 1968 no lo fue tanto, el asesino de la pareja Lo Bianco-Lucci en el 68 era torpe en sus cortes, y el monstruo mostraba una habilidad propia de un cirujano o un carnicero.