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domingo, 17 de enero de 2016

Día 2: Fritz Lang

De los directores de cine más destacados de principios del siglo XX uno de los que más ha captado mi atención ha sido Fritz Lang. Lang nació un 5 de diciembre de 1890 en la Viena del Imperio Austrohungaro , en el seno de una familia perteneciente a la vieja burguesía. Fue un reconocido director de cine alemán 

Durante su juventud realizó estudios de arquitectura complaciendo así la voluntad paterna; pero más tarde se inclinó hacia la pintura, vocación que lo llevó a abandonar el hogar familiar y a emprender una serie de largos viajes. En 1914, con motivo del estallido de la I Guerra Mundial, regresó a Austria, se enroló en el ejército y cayó herido; fue en el hospital militar donde conoció al director de cine Joe May, al que mostró sus dibujos y algunos de sus relatos; éste no dudó en contratarle como guionista.


El primer título de Lang que se llevó a la pantalla fue Die Hochzelt im Exzentrik Klub, obra dirigida por May en 1917 y actualmente desaparecida; el resultado desilusionó notablemente al joven guionista y decidió dirigir él mismo sus propias películas. La primera de ellas que se conserva es Die Spinnen (1919), en la que se percibe ya su desarrollado sentido volumétrico para la composición de imágenes y su sensible talento dramático para el relato. Desde este momento Lang pasó a engrosar y enriquecer las filas del expresionismo alemán.

Durante su etapa en Alemania rodó obras maestras como las dos partes de El doctor Mabuse (Dr. Mabuse der Spieler, 1922; Spione, 1928), las dos partes de Los Nibelungos (Sigfrido y La venganza de Crimilda, 1924), Metrópolis (1927), La mujer en la luna (1931), M, el vampiro de Düsseldorf (1931) y El testamento del doctor Mabuse (1932), películas en las que se repiten los motivos referentes al mundo subterráneo (cuevas, sótanos, galerías), las imágenes desdobladas en espejos y otras visiones ilusorias.

En 1933 huyó de la Alemania de Hitler y buscó refugio en París. Atrás dejó a su esposa, Thea von Harbou, guionista de cine que le había ayudado en la confección de algunas películas y que se había adscrito activamente al movimiento nazi. Una vez en la capital francesa, Lang rodó una adaptación de la obra teatral de Ferenc Molnar Lillom (1934), sin cosechar demasiado éxito. Pasados dos años consiguió trasladarse a Estados Unidos, donde firmó una serie de contratos con la Metro Goldwyn Mayer.

Su etapa americana también dio grandes obras a la cinematografía, en esta ocasión cargadas de crítica social y de reflexiones sobre el individuo y la justicia. De entre ellas cabe destacar Furia (1936), Sólo se vive una vez (1937), La venganza de Frank James (1940), La mujer del cuadro (1944), Los sobornados (1953), Mientras Nueva York duerme (1956) y Más allá de la duda (1957).

Los criterios comerciales impuestos a Lang durante el rodaje de estas dos últimas películas incitaron al artista a abandonar los Estados Unidos en busca de mayor libertad creativa. Una compañía alemana le produjo dos filmes en la India: El tigre de Esnapur y La tumba india (1959). En 1961 dirigió su última película, Los crímenes del doctor Mabuse. La pérdida de la vista le impidió seguir trabajando. Su ingente obra abarcó todos los géneros, excepto la comedia.

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