Es muy característico de los gobiernos
absolutistas es el deseo que querer controlar las mentes de los ciudadanos y una de las herramientas que han demostrado ser más útiles para este cometido, sobre todo en la época de la Segunda Guerra Mundial, es el cine de propaganda.
Hoy en día este tipo de cine ha perdido todo efecto y sentido, ya que debido a la globalización resulta más complejo poder generar una niebla en la sociedad que impida ver con claridad qué está sucediendo realmente. Pero precisamente esta estratagema se puede observar en 'Los Juegos del Hambre: Sinsajo - Parte 1', película en la que el gobierno totalitario organizado desde el Capitolio por el presidente Snow tratará de frenar la revolución liderada por Katniss mediante todos los recursos a su disposición, siendo el audiovisual uno de ellos.
Actualmente no nos encontramos con un cine ideológicamente tan descarado, con unos objetivos de persuasión tan obvios. Los realizadores no han dejado de lado la crítica política o social, que alcanzó niveles inimaginables en el cine de Berlanga, pero ahora nos encontramos con mensajes más sutiles e integrados en historias que no tienen una intención tan deliberada de exaltar ciertos valores o de lavar el cerebro de la gente.
Entre los grandes filmes que existen como ejemplo de la propaganda política que se implementó tenemos El Acorazado de Potemkin (1925) de Sergei M. Eisenstein que exaltó la Revolución Rusa de 1905. Otro ejemplo cinematográfico que contiene propaganda es El Triunfo de la Voluntad (1935) de Leni Riefenstahl, quien a encargo del propio Hitler, rodó un documental utilizando como escenario el mitin del partido nazi que tuvo lugar en Nuremberg en 1934. Otro film fue Tierra de España (1937) que se rodó durante la Guerra Civil. El Bando Republicano que era quienes tenía los medios necesarios para tratar de convencer a la sociedad a partir del cine de que eran ellos los que debían imponerse, llegando a proyectarse la película en la Casa Blanca para tratar de obtener el apoyo de Roosevelt.
En 1940 se estrena El judío Suss, que fue considerada antisemita por excelencia. Es uno de los ejemplos del esfuerzo de Goebbels y Hitler por intimidar y aterrar a la población, tratando de demonizar a los judíos, justificando así los deplorables actos llevados a cabo durante la estancia de Hitler en el poder.
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