El trabajo os hará libres (Arbeit macht frei) fue el terrible lema que le daba la bienvenida a los prisioneros del campo de Auschwitz Birkenau en el marco de la II Guerra Mundial. Millones de personas murieron en los campos de concentración, pero también muchos de ellos perecieron en esos infectos vagones de la muerte. La historia Lea Deutsch, la niña prodigio croata fue enterrada en el olvido. Lea cantaba, bailaba, y actuaba en Croacia, era el orgullo de su país, hasta que llego el horror, la muerte, y de la mano el silencio. El día 27 de enero se celebra el 70º aniversario de la liberación de Auschwitz Birkenau y recordando a los supervivientes de uno de los campamentos más terribles durante el régimen Nazi, y sobre el cual hay muchas historias. En Auschwitz todavía hay olor a muerte, a miedo y a injusticias. Quiero narrar una historia desconocida, quizás como una de las tantas que marcaron con sangre inocente las vidas de muchas personas durante la II Guerra Mundial. Desde la infancia hasta Auschwitz, la vida de Lea Deutsch transcurrió en un abrir y cerrar de ojos. Es preciso entender que muchas personas corrieron con la misma suerte, y es algo que sucede hoy en pleno siglo XXI, donde el odio gratuito crece a pesar de que la historia nos invita a no repetirlo jamás.
El Holocausto es la historia del odio más antiguo, la humanidad nació con ese odio, y hoy en las noticias lo vemos en las urnas rodeada de madres llorando por sus esposos, sus hijos, padres que llevan una kipá con orgullo aun sabiendo que por usarla encenderán ese odio en el prójimo. Por los medios estamos reviviendo una y otra vez a Auschwitz, pero ahora en manos de un sistema todavía más fanático que el que regía Adolph Hitler, todavía más aterrador, porque Occidente los señala con mirada acusadora, y solo por llevar la kipa que es la presencia del Dios viviente sobre sus cabezas, del Dios que esta presente en cada Shabbat, en cada Purim, en cada Chanukah. Lea Deutsch me recuerda a tantos de esos niños que mueren en manos de radicales fanáticos, que seguramente, al igual que ella, aquellos niños tenían una multitud de sueños por cumplir, algunos sueños infantiles como los tuvimos nosotros, y que esos sueños al igual que los de Lea quedaron truncados. Ella solía sentarse inmóvil en un banco frente al teatro con un pequeño abrigo de espiga con una estrella de David amarilla en la manga y mirando durante horas el edificio donde una vez fue la estrella, pero ahora ni siquiera podía entrar al edificio.
Lea Deutsch nació en el seno de una familia judía en Zagreb (Croacia) y a los cinco años ya estaba actuando en obras de Molière y Shakespeare en el Teatro Nacional de Croacia. A partir de ahí su carrera fue ascendiendo a gran velocidad convirtiéndose en estrella dentro y fuera de su país. Hasta 1941 cuando fue obligada a dejar los escenarios por las leyes raciales. Su padre intento salvar a la familia convirtiéndola al catolicismo, pero todo intento fue infructuoso. En 1943 cuando Lea tenía 16 años, ella junto con su familia fueron deportados a Auschwitz. De las 75 personas que viajaban hacinadas y en condiciones infrahumanas en el vagón de ganado, 25 no llegaron, y Lea fue una de ellas. Su madre y hermano serían asesinados en el campamento poco tiempo después, y su padre fue el único que sobrevivió al Holocausto y murió en 1959. El mundo sin duda esta siendo testigo de como el odio racial lejos de debilitarse va tomando fuerza, ya sea a través de la espada por parte de los radicales islamistas, o a través del boicot mediático que vemos en Occidente. La kipa para el mundo es un motivo de repudio, lo fue antes y en el ámbito político en nuestros días lo sigue siendo.
Lea Deutsch me recuerda a los que son relegados por los prejuicios, por culpa de quienes tergiversan la historia, por culpa de quienes se creen estas historias tergiversadas y las presentan como ciertas. Lea Deutsch es la prueba de las injusticias que se archivan en una hemeroteca donde nadie quiere ir, donde hay muy pocos los que tienen el valor de adentrarse aun cuando sean señalados y juzgados. Lea Deutsch es víctima de los que ponen a las víctimas en el lugar de los victimarios y viceversa y que todavía exigen justicia cuando ven sus derechos vulnerados. En vísperas de los 70 años de la liberación de Auschwitz Birkenau, y del Auschwitz del XXI quiero hacer un llamado a volver nuestra mirada a aquellos que son víctimas del odio, de la discriminacion, de los prejuicios y del terrorismo mediático. Detengamos este Auschwitz que ha surgido en Occidente y que debió ser una enseñanza para no volver a repetir la historia.
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