Se trata de una de las historias mas inquietantes en la historia de los asesinos seriales húngaros. Su nombre era Bela Kiss, un respetable propietario de una fabrica de hojalata en Czinkota, no muy lejos de Budapest.
Kiss vivía solo con su ama de llaves, la señora Jakubec, luego de que su esposa María supuestamente se fuera con su amante, un artista llamado Paul Bihari.
En 1916 fue cuando los crímenes quedaron al descubierto. A causa de la escasez ocasionada por la primera guerra mundial y mientras el se encontraba en el ejercito y luchando en el frente, las autoridades locales decidieron usar la gasolina que Kiss decía haber almacenado en su propiedad en siete grandes bidones de metal, donde en solo uno de ellos había gasolina pero en los otros seis habían 24 cadáveres conservados en alcohol.
Veintidós de ellos eran mujeres de la vida fácil y María, la esposa de él, y un cadáver masculino, a quien identificaron como el amante de María.
Las autoridades descubrieron correspondencia que comprometía a Bela Kiss, entre esos documentos una falsa identidad bajo el apellido Hoffman, con este apellido seducía y convencía a las mujeres con promesas de matrimonio de ir a visitarlo a su casa. Cuando las autoridades intentaron detenerlo, Kiss desapareció del hospital de heridos de guerra en Serbia en donde había estado convaleciendo, usurpando la identidad de un joven soldado allí fallecido por lo cual inicialmente se creyó que Kiss había muerto.
Posteriormente fue visto en Budapest, en Rumanía, y se rumoreó que había muerto de fiebre amarilla en Turquía, o que hacía parte de la Legión Extranjera Francesa, así como que vivía en EUA pues fue visto por un detective de homicidios en el metro de Nueva York y algunos rumores señalaron que lo habían visto trabajando de portero en un edificio. Su destino final continúa incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.