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lunes, 4 de enero de 2010

Expediente, Nosferatu



Fue en 1922 cuando se estrenó una de las más grandes obras del expresionismo alemán: Nosferatu, una sinfonía de horror. Este film de terror fue elaborado por artistas pertenecientes a distintas logias, que buscaban crear emociones a los espectadores por medio de un cine rigurosamente especulativo.
Tras la Primera Guerra Mundial, la industria cinematográfica alemana se dedico a realizar películas que provocaban una fuerte influencia sobre la sociedad mediante segundas lecturas alejándose de esta forma del cine espectáculo americano.
F.W. Murnau se inspira en la obra de Bram Stoker, Dràcula. A esta obra Murnau y su equipo le otorgaron importantes dosis de misticismo a través de discrepancias lumínicas y su protagonista el Conde Orlok, interpretado por Max Schreck, cuyo personaje tenía una apariencia un tanto monstruosa que dispersaba la peste donde quiera que pasara, y en su mayor parte aparecía siempre acompañado de dañinas ratas.

 F.W. Murnau, quiso realizar a finales de la primera década del siglo XX, una adaptación cinematográfica de la obra literaria Dràcula de Bram Stoker, pero su estudio no logró conseguir los derechos de la historia, por lo que decidió realizar su propia versión de la novela que fue estrenada en 1922, teniendo esta gran parecido con la historia de Stoker.
La  viuda de Stoker llevara a juicio a Murnau ganando ella, lo que obligo que las copias de Nosferatu fueran destruidas, pero un número reducido de dichas copias ya habían sido distribuidas por el mundo. Nosferatu se labró la reputación de ser una de las mejores películas sobre el mito del vampiro y uno de los máximos exponentes del expresionismo alemán.

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