Tuve la oportunidad de leer en una ocasión un artículo que escribió una señora mexicana en un periódico de esos gratuitos que reparten fuera del Skytrain en Vancouver, y decía la señora que ella llevaba en navidades a su pequeño hijo a los barrios más pobres de la capital mexicana para que viera como era la vida de los niños mas necesitados. En una de esas visitas ella se sorprendió cuando su hijo se puso los zapatos de uno de los niños y el pequeño sonriendo le dijo que deseaba saber que era lo que ese niño sentía y por eso se había puesto sus zapatos. Colombia es un país que en medio de sus conflictos internos muchos de nosotros hemos tenido la suerte de que hemos visto el conflicto a través de los noticieros y los periódicos, pero no hemos padecido en carne propia los horrores de la guerra. Yo vi lo que acontecía en Colombia en tiempos de Pablo Escobar a través de las noticias, tengo recuerdos muy vagos de los programas que se transmitían por televisión cuando mataron a Luis Carlos Galán, y profundice mi conocimiento acerca de Escobar hasta hace poco, cuando Sebastian Marroquin (Juan Pablo Escobar) dio una conferencia en el auditorio de la Universidad Simón Fraser (Vancouver, British Columbia) en el 2010 cuando presentaba el filme documental Los Pecados de mi padre.
Encontré de casualidad una carta abierta que va dirigida al presidente Obama escrita por los hijos de los sobrevivientes del Holocausto (La Shoah), y entendí que por mas guerras que veamos a través de los noticieros y la prensa escrita, realmente no hemos tenido frente a frente el horror de un régimen fanático, de la crueldad del hombre que insiste en exterminar a su propia especie. No hemos padecido el dolor inexplicable de perder en campos de exterminio a ningún familiar, o no hemos tenido que ver el dantesco espectáculo que debe ver como un grupo de encapuchados decapitan a un hijo, a un hermano o a un padre. Hemos sentido quizás el resultado del mal que aqueja nuestra sociedad colombiana cuando llegábamos a un país extranjero y algún antisocial nos hablaba de cuan buena es la cocaina colombiana o de cuan malo era Pablo Escobar, pero no hemos padecido la persecución, ni el odio fanático a tal grado que busquen exterminarnos como pueblo. Las FARC no odian a los colombianos, Pablo Escobar no odiaba a los colombianos, nunca tuvimos que huir de pueblos que tenían sed de acabar con nosotros. Y de pronto ver esta carta que describe a un pueblo que sigue ahí, latiendo, mas vivo que nunca a pesar del odio gratuito del mundo, y caí en cuenta de lo ciegos que somos, porque a pesar de todo lo que como sociedad occidental hemos pasado, no sufrimos por la amenaza de exterminio.
Los invito pues, a leer esta carta de quienes desde hace más de 3 mil años viven con esa constante amenaza a cuestas, de que hay quienes los quieren exterminar, los egipcios, asirios, babilonios, persas, griegos, romanos, la Inquisición, los nazis, los árabes, los persas. Leamos a ver estos hijos de quienes sobrevivieron al odio tienen que decir:
Itongadol/AJN.- Estimado presidente (de los Estados Unidos, Barack) Obama:
Como orgullosos hijos de sobrevivientes del Holocausto judío condenamos enérgicamente su reciente declaración de que Israel y el primer ministro (Benjamín) Netanyahu son los únicos que se oponen a su mal concebido pacto con Irán.
En lugar de propagar esos erróneos y engañosos ataques, el pueblo estadounidense estaría mejor informado si sacara a la luz los hechos verdaderamente relevantes. Afortunadamente, el pueblo israelí, Netanyahu y muchos miembros del Congreso (norteamericano) parecen entender estos hechos, en especial a la luz de las importantes lecciones del Holocausto.
Usted y aquellos que lo apoyan se apresuran a aparecer en las conmemoraciones anuales en memoria del Holocausto y a pronunciar las palabras “nunca olvidaremos”, pero con este acuerdo queda muy en claro que, de hecho, han olvidado -o tal vez nunca entendieron- las lecciones del Holocausto. Al menos (el primer ministro británico de la época del nazismo) Neville Chamberlain no tenía la ventaja de la historia como guía.
Usted, por otra parte, a sabiendas de que seis millones de judíos murieron en las asesinas manos de los nazis, que más de un millón de personas fueron asesinadas en los campos de exterminio de Camboya, que aproximadamente otro millón de personas fueron brutalmente asesinadas en Ruanda, etc., no puede aducir tal ignorancia. Usted tenía la opción de hacer lo correcto o ceder ante un régimen asesino y opresivo. Lamentablemente eligió apaciguar al enemigo y realmente nada ha recibido a cambio más que una promesa hecha por un gobierno que es infamemente famoso por romper promesas anteriores.
Usted afirma que la alternativa es ir a la guerra. Considera que repetir esto muchas veces hará que la gente le crea. Bueno, los firmantes no lo creemos. Crecimos aprendiendo sobre los horrores de la guerra y también estamos en contra de ella, pero también crecimos aprendiendo sobre los desastrosos resultados del apaciguamiento y el no enfrentarse a los males del mundo. Irán, en la medida que todavía llama a la destrucción de Israel y de los Estados Unidos, en la medida que apoya a diario el terrorismo en todo el Oriente Medio, en la medida que continúa quemando diariamente la Bandera norteamericana y en la medida que continúa teniendo rehenes estadounidenses, es uno de esos males del mundo.
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