Las bandas del narcotráfico
que azota a México, además de la crisis del crimen organizado ponen al país
azteca como uno de los más peligrosos de la región. Pero de algunos meses para acá,
México se encuentra enfrentado al caso de violencia y terror más extraño y
grave de su historia. Es una historia que se perfila como una masacre de
grandes magnitudes, aunque para muchos este suceso de violencia extrema puede
ser considerado un hecho mas propio de vandalismo que asota desde hace algún
tiempo al país azteca, que ha causado
gran conmoción entre la opinión publica no solo en las fronteras de México sino
por fuera de sus limites geográfico. En el Estado de Guerrero ubicado en el sur
de México, de repente desaparecen el 26 de septiembre del presente año 43 estudiantes
los cuales fueron trasladados a un basurero de Cocula. Según informes
muchos de estos estudiantes ya habían sido asesinados y a los que aun estaban
con vida los quemaron con gasolina diesel y algunas otras sustancias.
De acuerdo con informes,
este acto de barbarie fue perpetrado por un bando en donde de manera coordina actúan
las autoridades municipales, policías y una banda de crimen organizado llamado
Guerreros Unidos. Las victimas fueron los estudiantes de una escuela rural de formación
docente, la Escuela Normal
Rural de Ayotzinapa, que cuenta con una larga historia en activismo político,
que se habían trasladado a Iguala, que queda ubicada a unos 200 kilómetros al
sur de la Ciudad
de México, con el objetivo de reunir recursos para financiar sus causas.
Suena extraño que la policía
este involucrada en tan lamentable hecho, pero todo comenzó la noche del
viernes 26 de septiembre, cuando los estudiantes habían tomado por la fuerza
tres buses de la terminal, poco antes de que aconteciera el primer incidente
con la policía. Los alumnos se trasladarían a Chilpancingo, la capital del
Estado de Guerrero. La policía los persiguió, pero aun es un misterio porque
los ataco con tanta saña, y según informes, los estudiantes fueron detenidos
mas nunca llegaron a las instalaciones de la policía. Un sobreviviente relato
al diario “La Jornada ”
que iba en el tercero de los buses y que una patrulla se les atravesó en el
camino, y algunos de sus compañeros descendieron del bus para empujar la
patrulla y se escucharon unos disparos, luego bajaron a los que aun estaban en
los buses, los encañonaron y los bajaron, luego los acostaron en el piso y por
grupos se los fueron llevando, pero aun es un misterio porque se los llevaron.
Algunos de los jóvenes decidieron
denunciar lo que había pasado ante la prensa, y llegaron personas armadas a la
convocatoria abriendo fuego dejando un saldo de dos muertos y varios heridos. Algunas
horas mas tarde un autobús con adolescentes que pertenecían a un equipo de
tercera división fue atacado a tiros por hombres cubiertos con pasamontañas y
vestidos de negro, provocando que el bus se volcara. Según testigos los
encapuchados siguieron disparándoles a los heridos del bus, aunque los
muchachos desde adentro gritaban que eran miembros de un equipo de futbol, los
encapuchados no paraban de disparar de forma indiscriminada.
De este ataque resultaron
muertos un futbolista, el chofer del bus, y una mujer que circulaba en la zona
en un taxi. Mas adelante e; cadáver de un joven asesinado fue hallado con la
piel del rostro arrancado, estilo muy propio del crimen organizado. Más adelante
se descubrió que este joven pertenecía a la Escuela Rural. La muerte de los
43 estudiantes fue confirmada, trayendo consigo un escándalo de gran magnitud. La
población civil ha lanzado criticas contra la policía y el gobierno municipal
de Iguala, ya que se considera que este acto de barbarie incluyo el uso de
servicio de agentes policiales municipales, usando fuego letal contra estudiantes
y transeúntes, incluyendo detención ilegal y desaparición forzosa.
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