Antes de entrar en el tema valdría
la pena conocer lo que son las ondas o pulsos binaurales. También llamados
tonos binaurales, son artefactos del procesamiento auditivo o sonidos aparentes
percibidos por el cerebro cuando un oído escucha un sonido en una frecuencia
que es muy cercana a la del otro oído. Este efecto fue descubierto por Heinrich
Wilhelm Dove en 1839. Por poner un ejemplo: cuando nos encontramos en estado de
alerta o concentrados, nuestro cerebro emite ondas beta, que tienen una
frecuencia entre 10 y 40 Hz (oscilan entre 10 y 40 veces por segundo), mejoran
la concentración y la respuesta a situaciones que requieren de atención.
Para muchos expertos, los
pulsos o tonos binaurales no pueden producir un estado alterado de conciencia,
como en el caso del científico Steven Novella, neurólogo de la Universidad de Yale,
que asegura que no existe investigación alguna que confirme que estas ondas
binaurales funcionen mas allá del efecto placebo, descartando así que estos
sonidos generen algún efecto cercano a una droga. Contrario a esto entre los
adolescentes de algunos países centroamericanos y México se ha puesto muy de
moda las drogas auditivas también conocidas como drogas sonoras, que provocan
las mismas sensaciones que provocan drogas como LSD, Heroína, Opio, Valium, Cocaína,
Marihuana, Éxtasis y Oxym. Estas ondas emiten tonos diferentes en cada oído que
obligan al cerebro a recalcular su frecuencia, creando una nueva frecuencia
dentro del cerebro. Con la ayuda de cualquier dispositivo con reproductor de música
como celular, computadora o mp3 y un par de audífonos la persona puede consumir
este tipo de droga que es la combinación de frecuencias altas y bajas.
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