La I Guerra Mundial una de las guerras mas despiadadas de la historia donde miles de soldados perecieron, y una de las guerras más sangrientas de las que se tenga memoria es la de Ypres en las trincheras del sufrimiento, del dolor y de la muerte. El resultado de aquel infierno en la tierra se puede ver hoy día en mas de un centenar de cementerios militares esparcidos sobre esos campo santos donde descansan los cuerpos de los jóvenes soldados alemanes y aliados que murieron bajo el incesante fuego de la artillería, atravesados por las bayonetas y muchos de ellos víctimas de una nueva y terrorífica arma letal: las armas químicas. Los soldados terminarían convertidos en monstruosas criaturas que vivían en trincheras, bajo la tierra donde apenas si había higiene y carecían de vida privada. Algunas de estas trincheras las llamaron trincheras vampiro porque se encharcaban con la sangre de miles de hombres.
Muchas de estas trincheras quedaron enterradas en el olvido como las (trincheras) de Yorkshire construida por los británicos a las afueras de la ciudad de Ypres más tarde encontrada por Patrick Van Wanzeele. Los restos humanos, los pasadizos y cámaras subterráneas de la trinchera de Yorkshire muestran las terribles condiciones en las que vivían y morían aquellos hombres, y aquellos que lograban sobrevivir parecían envidiar la suerte de sus compañeros caídos ya que muchos de los sobrevivientes terminaban recluidos de por vida en manicomios. Del lado inglés, los hombres se hacían pasar por dementes para así poder escapar del servicio militar o para no tener que volver al frente, y algunos de ellos eran castigados con la muerte. En Ypres cada año se recuerda a los muertos durante esa etapa tan difícil de la historia del siglo XX. Y de pronto surge un arma que era especialmente temida, algo casi inmaterial, pero de una crueldad mortífera tal que llegaba a helar los corazones hasta de los mas endurecidos veteranos: se trataban de las primeras armas químicas como el gas de cloro y el gas mostaza.
Fueron en los campos de Ypres donde estas armas fueron empleadas por primera vez en la historia, en aquel 22 de abril de 1915 sesgando la vida de muchos y causando graves quemaduras, siendo la primera vez que se utilizará un arma de destrucción masiva. Pero sin duda alguna el gas más temido y mortal fue el gas mostaza cuyos efectos son terriblemente crueles ya que la agonía que provocan es prolongada y extremadamente dolorosa, puede consumir la carne y hasta los huesos, destruyendo los pulmones y provocando hemorragias internas y además de ceguera temporal entre sus víctimas.
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