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miércoles, 29 de abril de 2015

La jabonera de Correggio

En el mundo de la criminología existe un sin número de historias de mujeres que han cometido crímenes atroces, la mayoría de estas mujeres son metódicas calculadoras, frías, letales, solo basta con leer, ver e investigar sobre el asunto, muchas utilizan el veneno para cometer sus crímenes, sobre todo para asesinar a sus maridos por dinero o venganza. El Criminólogo forense Robert K. Ressler creador del término de "asesino serial" ( y utilizado por primera vez en el caso de Ted Bundy), parte desde Jack The Ripper quien tenía en 1888 a todo Londres aterrado y a la policía buscando pistas como locos por todos lados, pero mucho antes de eso, entre 1880 y 1883, en Holanda, Maria Catherina Swanenburg. Pero mi interés real no es remontarme hasta el siglo XIX, sino hasta las primeras décadas del siglo XX, en Italia con la historia de una de las asesinas seriales más crueles de aquel país. 

Leonarda Cianciulli para sus amigos y vecinos era una mujer amable, y era apreciada por todos, nadie sospechaba el peligro que aquella mujer representaba. Cianciulli nació en Montella, una localidad ubicada en el sur de Italia, fue producto de una violación por lo que su madre la odiaba. En 1914, Leonarda se casa con un empleado de la oficina postal a pesar de que esto no le agrado a sus padres, poco después Leonarda y su esposo se mudaron a un pequeño pueblo llamado Lariano en Alta Irpinia, y a consecuencia de un terremoto en 1934 se mudan a Corregio. Luego de varios abortos involuntarios, Leonarda tiene 4 hijos a quienes se consagra, pero es víctima de sus pesadillas del pasado que la llevan a tomar una decisión, así es que entre 1939 y 1940 mata a tres mujeres: Faustina Setti, fue drogada con una copa de vino y luego asesinada con un hacha, y cortada en 9 pedazos, los cuales Cianciulli arroja a una olla con siete kilos de sosa cáustica  que había comprado para hacer jabón. En cuanto a la sangre de su primera víctima, luego de esta haberse coagulado la mezcla con harina, azúcar chocolate y leche para terminar haciendo un montón de pasteles y té para sus amigas y sus hijos. 


Francesca Soavi y Virginia Cacioppo fueron su segunda y tercera víctima a quienes les fue igual que a Faustina, la cuñada de Virginia, quien empezó a sospechar de la desaparición de su cuñada, y fue a la policía, empezaron a investigar y así la detuvieron. Cianciulli, en su declaración dijo que sedujo a las mujeres con promesas de obtener para ellas la eterna juventud, pero la intención de Leonarda, en aquellos tiempos de necesidad y escasez de alimentos, era hacer jabón con los cuerpos. Esto lo logró a medias, pues sólo consiguió una espantosa pasta informe y blanda. Por estos escalofriantes crímenes Leonarda Cianciulli fue juzgada cuando se puso fin a la Segunda Guerra Mundial, El tribunal encontró culpable de los crímenes atroces, y la condenó a treinta años de prisión y tres años en un penal de asilo. Murió en el penal de mujeres Pozzuoli el 15 de octubre de 1970 por apoplejía.

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