El conflicto Israelo-Palestino ha dado de que hablar en los medios del mundo, el enfrentamiento entre las Fuerzas de Defensa Israelíes y el grupo extremista y terrorista HAMAS (de Palestina) a generado opiniones contrarias lo que ha provocado la confusión en los medios de comunicación de Occidente, por lo que la verdad ha permanecido oculta tras un velo de desinformación. Quiero escribir a los colombianos, porque somos nosotros los que más sabemos del dolor de ver niños, mujeres, y hombres perecer en las manos del terrorismo, ver nuestra paz desangrandose de tras del rifle de un guerrillero, y es precisamente el pueblo colombiano que a consecuencia de una noticia engañosa, manipulada y deformada, pone a las víctimas en el puesto del victimario y viceversa. Colombia es un país que conoce la cara del dolor, del luto, y de la desesperanza, tal como Israel conoce esa misma cara, pero no desde hace 50 años tal como sucede con los colombianos. Israel conoce esa cara desde su nacimiento, desde el nacimiento de sus héroes, de sus patriarcas, desde su Exodo de Egipto, desde su cautiverio en Babilonia, desde el sometimiento de los persas, desde el sometimiento del Imperio Griego y Romano, este último en tiempos de Cristo, luego en manos de la iglesia en tiempos de la Inquisición Española, en manos del nacional socialismo en la Alemania gobernada por Hitler donde vieron morir a 6 millones de judíos europeos.
Israel ha sido el pueblo más perseguido, los judíos han sido la raza más odiada, acusada y señalada, y Occidente insiste en conservar una venda en los ojos pensando que condenando a un pequeño país en terreno y población nos hace más valientes haciéndonos definitivamente más cobardes. Estamos siendo engañados por verdaderos farsantes que usando a su propia población ponen a este pequeño país democrático, el único país democrático de Medio Oriente, en una posición de peligro. Estamos siendo engañados por un pueblo que se rige bajo una ley cruel, bajo un gobierno perverso y una religión que solo proclama guerras, muertes, torturas y mentiras, por una religión que se oculta tras una falsa paz, tras un falso dolor, que es definitivamente una religión diseñada para exterminar con la vida de quienes no se sometan a su falso dios, Alá, a su falso profeta y a su falsa doctrina. El islam significa sometimiento, esclavitud, Jihad, una terrible guerra en donde los mártires se inmolan por lograr una salvación, en donde los infieles deben morir para pagar sus culpas. Estamos siendo engañados por un nazismo con tintes de religiosidad que es una religiosidad enfermiza. Este engaño ha llevado que gente leída, inteligente se vuelvan absurdos cuando alzan su voz en contra de Israel, porque esa ocupación de la que tanto hablan no es más que un pretexto para no manifestar ese sentimiento antisemita que no tiene nada que ver con su creencia en Cristo, porque se hacen llamar cristianos, no importa si son protestantes o católicos, pero realmente son cristianos de dientes para afuera, son cristianos según las publicaciones que ponen en Facebook donde llaman a tener Fe en el Mesías.
Pero no se puede ser cristiano cuando se es antisemita, porque ofenden a Dios. Cristo es amor y el antisemitismo es odio, no a cualquier pueblo sino al pueblo que vio nacer a Cristo, cosa que pone en entredicho el nivel de cristianismo de estos que apoyan la causa palestina, que más bien deberían entregar su Biblia a quien este dispuesto a creer en ella y comprarse un ejemplar del Koran. Ser un cristiano pro palestino, es ser un mentiroso, un hipócrita que le da una mano a Dios y la otra a Satanás. No importa que tan buena sea esta persona, que tantas obras de caridad pueda hacer a lo largo de su vida, la verdad es que nada de eso cuenta a la hora de señalar y acusar de terroristas a los israelíes. Cualquier nación que cae en manos del islam lo pierde todo, su libertad y sus derechos para seguir con una leyes que no alcanzaran ahora mismo a conocer ni a comprender. Si Colombia cae en manos del islam, esa religión que muchos defienden pensando que es una religión de paz, cuando se enfrenten con la realidad querrán nunca haberla defendido, dejaremos de ser un país democrático para vivir en el infierno de morir por causa de Alá. Esto es lo que estamos sembrando: una injusticia y nuestra propia tumba por un pueblo que no merece defensa posible. Le hemos dado la espalda a ese pequeño país que solo tiene esperanza como su himno lo dice: Hatikva, un país que ofrece amor cuando sus vecinos los atacan con misiles, cuando sus enemigos irrumpen en escuelas, hospitales y viviendas asesinando niños y familias enteras. Acusamos a un país que usa sus armas para defender a la población civil mientras que Palestina usa a su población civil para proteger sus armas, usa sus mezquitas con fines terroristas mientras que Israel usa sus sinagogas para exaltar el nombre de Jehová.
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