Detrás de la imagen del genocidio que acabo con la vida de seis millones de judíos hay miles de historias, pero no todas son conocidas, algunas han permanecido ocultas en la memoria viva de sus protagonistas y otras han sido reveladas después de muchos años. Los relatos de la memoria viva suelen desafiar la historia, donde el pasado parece como una marca incandescente e imborrable. Nusia Stier de Gotlib viven en la Argentina desde 1949, siendo una de las tantas personas que sobrevivió de un régimen de odio y locura. La historia de Stier es quizás la mas conmovedora sin olvidarnos de la siempre recordada historia de Anna Frank.
Todo comenzo el 1939, cuando Rusia invade la ciudad de Lwow alterando la vida
de miles de familias, y una plaga asesina revolverá la tierra con el objetivo de exterminar a todos los judíos. Para sobrevivir a los horrores del régimen nazi Nusia Stier tuvo que adoptar las identidades de Stanislawa Jendrus y Slawka Jendrus, corriendo con la suerte de no tener que pasar por un campo de concentración, de exterminio o un fusilamiento en los bosques.
Muchos judíos tuvieron que ocultarse bajo identidades de católicos que por alguna razón habían muerto y esta oportunidad se le presentó a Stier. Nusia había perdido a su hermana Fridzia y a su padre Rudolph, lo que la llevo a la necesidad de huir refugiandose en una identidad falsa, y por momentos creyó que Nusia ya no existía. Para sobrevivir del antisemitismo que era el patrón a seguir del régimen Nacional Socialista, tuvo que seguir a rajatabla el consejo de su padre: “Esconderse. Mentir. Olvidarse de quién era. Fingir hasta que acabara la guerra y los judíos dejaran de ser perseguidos”. Durante la guerra fue adoptada por Claudia, católica ucraniana casada con el general Marko Bezruchko, mano derecha del ex presidente de Ucrania, Symon Petliura. Tanto fue aquel miedo que Stier permaneció callada, pretendiendo ser cristiana y sintiendo vergüenza por ella estar viviendo en una posición acomodada. Al terminar la guerra, Nusia se quedo confesándole a Claudia que no iría más a misa porque era judía, y posteriormente se reencontró con su madre a quien creía muerta. Nusia Stier le narró su historia el escritor argentino Alejandro Parisi, quien publico recientemente su obra "La Niña y su doble".
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