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domingo, 2 de diciembre de 2012

Misterios del Tsunami


Una ola de 24 metros de altura se acerca, el terremoto de magnitud de  9,3 a quebrado el fondo del mar de la remota isla de Simeulue, todo el planeta ha sentido la vibración, minutos antes de que suenen las alarmas con el océano aun en calma la tribu Moquen y los animales han detectado algunas señales, códigos que nadie más sabe interpretar, y huyeron dejando aquella isla desierta; pero, ¿Por qué? Cuando se les pregunto a los sobrevivientes, a los llamados Gitanos del mar, dijeron que habían visto las señales como la huida y el vuelo de ciertas especies de aves, la aparición de algunos peces en la orilla repentinamente, la retracción del mar que para muchos turistas por desgracia fue una especie de curiosidad convirtiéndose después en una trampa mortal.
 Se descubrió entonces que los niños Moquen eran educados por sus padres y sus abuelos y sobre todo por los chamanes y jefes del clan en la cultura de ver mas allá, incluso en las profundidades del agua. Algunos estudios son tan sorprendentes que llegaron a demostrar que los niños Moquen tenían el doble de agudeza visual que un niño occidental, mirando simplemente medio metro de agua y describiendo lo que hay en el fondo, es decir, el tsunami, por encima de la brutal tragedia, empezó a enseñar cosas.
 ¿Por qué esas personas habían intuido algo? La tribu Jaraba a unos cien km al sur de esta isla hizo algo muy parecido, pero con elementos aun más increíbles, algunos de sus jefes, habían soñado al mismo tiempo con una mujer rubia con heridas, sacando la mano, pidiendo auxilio en medio de un mar que parecía en calma, lo tomaron como una señal, obligando de inmediato a toda la gente de la tribu a tomar sus pertenecías y a huir de aquel lugar que sería arrasada. Todos se salvaron, menos un anciano minusválido. Aquellas personas con extrañas conexiones con elementos ancestrales lograron sobrevivir a aquella trampa que se hallaba en el fondo del mar, pero 280 mil personas provenientes del mundo occidental no contarían con aquella misma suerte.
Aquellas personas que vivían tranquilas aquel día después de navidad del 2004. Nadie leyó las señales como los Moquen o los Jaraba, y que desaparecieron de la faz de la tierra en tan solo unos segundos, al igual que cientos de pueblos. Fueron más de 30 mil desaparecidos, que han dejado rastro alguno. Se hablan de fantasmas, premoniciones, y animales que lograron sobrevivir. Se tratan de lugares que se vieron afectados por el tsunami, los habitantes creen en la existencia de apariciones, lugares donde los tailandeses jamás volverían a pasar unas vacaciones. Hay hoteles que fueron reformados, incluso se les cambio el nombre, y a pesar de eso los tailandeses se niegan a volver porque consideran que son lugares marcados, que han sido tomados por los espíritus, mientras que los occidentales tienden a creer menos en esas cosas y de hecho han vuelto a esos lugares.
 Lo Imposible es una de esas miles de historias, una que nos sumerge en el fondo del maremoto arrastrándonos por una emoción incontenible, desnudando lo mejor del género humano, apareciendo la sombra de nuestra mezquindad, como un retrato, como un espejo imborrable del alma de nuestra especie. Pasaron muchas cosas imposibles aquel 26 de diciembre que ahora vuelven a la memoria como si se tratasen olas de un recuerdo, cosas sobrecogedoras y extraordinarias que buscan salir a la luz.
Historias no solo de la destrucción de pueblos que fueron devorados por el mar, sino de aquellas personas que perdieron a sus familiares, de niños que aquel día quedaron huérfanos, de búsquedas infructuosas, llegaron a las manos del director de cine, el español Juan Antonio Bayona en su film Lo Imposible. Este film está basado en un hecho real que conmovió a este director español cuando luego de tres años de la tragedia, en el 2007, descubrió la historia real vivida por la familia Álvarez-Belón (María junto a su marido Enrique y sus tres hijos Lucas, Tomás y Simón) el 26 de diciembre de 2004 en Tailandia.
 El film narra la historia de una familia de origen inglés o quizás americano pero residentes en Japón interpretados por Naomi Watts y Ewan McGregor, y sus tres hijos, que comienzan sus vacaciones de navidad en Tailandia, pasando unos días en un complejo hotelero del paraíso tropical. Sin embargo, sus idílicas vacaciones quedan interrumpidas cuando en la mañana del 26 de diciembre de 2004, mientras la familia se disponía a relajarse en la piscina del hotel, queda paralizada por el miedo, cuando un devastador tsunami de enorme barrera de agua sucia invade el recinto y arrasa con la zona costera, por lo que la familia queda separada y esto hace que desencadene en una frenética búsqueda.


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