El arte es una delicia para la vista, y tener un cuadro en una casa le da vida. Todos los cuadros tienen sus historias y mensajes que el pintor quiere enviar de forma subliminal al espectador, pero en muchos casos puede convertirse en una verdadera pesadilla para los que habitan en la casa donde se encuentre uno de estos cuadros. Después de la I Guerra Mundial, durante la dictadura de Mussolini se desarrolló la historia del tristemente famoso pintor Italiano Bruno Amadio; y digo tristemente porque su pintura ha traido la desgracia a muchos hogares representadas en tragedias, fenomenos paranormales y eventos que les pondrian los pelos de punta a cualquiera. Amadio nació en Venecia entre 1.890 y 1.900, era un fiel admirador de Mussolini, fascista de corazón y todo un conservador. Era un individuo mediocre, sus cuadros no tenian buena aceptación.
Se dice que Bruno Amadio hizo un pacto con el diablo para que la racha negativa de sus cuadros cambiara pero, a cambio, el diablo también obtendría su recompensa, pero no le dijo cual. Tras esto, Amadio, confiado, volvió a crear cuadros cambiandose el nombre a Giovanni Bragolin, haciendo así los denominados “niños llorones”: 27 cuadros que representan a niños y niñas de muy corta edad llorando y con un gesto entre lo lindo y lo tétrico. Estos niños vivian en un orfanato que al poco tiempo de ser terminados los cuadros se incendió y nunca se supo que habia provocado el siniestro. Como si el pacto con el demonio hubiera dado resultado, los cuadros de los niños llorones se agotan como la espuma y logra vender decenas y decenas de ejemplares en muy poco tiempo.
Sus cuadros tuvieron mucha repercusión en Chile, donde la gente los compraba en masa, sin embargo a partir de los años ochenta, comienza a florar el mito de la maldición y la empresa que reproducía las copias se ve obligada con el paso de los años a tener que dejar de fabricar las réplicas ya que nadie quería poseer un cuadro del niño llorón.
Entre las historias alrededor de los cuadros malditos de Bruno Amadio (aka Giovanny Bragolin) se encuentra la historia de Rebeca, quien habia adquirido los cuadros en una tienda del barrio donde ella vivia, y al mes de haberla comprado la tienda cerro y nunca mas se supo de sus propietarios.
Desde que adquirió los cuadros la casa se le ha incendiado en multitud de ocasiones, nunca ha hecho falta llamar a los bomberos, pero la situación es alarmante, ya que podríamos estar hablando de más de treinta incendios leves en diez años, además según Rebeca en muchas ocasiones retiran sartenes y ollas del fuego y éstas siguien friendo o hirviendo durante un buen rato, como si estuviesen todavía a fuego vivo. Ademas de los incendios ocurren de vez en cuando fenómenos extraños, sobre todo uno muy frecuente que es el de objetos que desaparecen y nunca más vuelven a aparecer.
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