Los padres de estos niños no debían tener sangre judía y si antecedentes de enfermedades congénitas. Más adelante estos niños se convertirían en miembros de las SS, por lo tanto al nacer técnicamente se convertirían en propiedad del III Reich y del estado alemán. En Alemania se habían creado residencias de maternidad Lebensborn donde las madres eran recluidas para recibir la mejor atención durante su embarazo y dar a luz, luego, por tres meses estas mujeres estaban con los bebes y luego el estado se hacía cargo de ellos para educarlos bajo sus propias leyes.
A Himmler y a Hitler no les importaba lo que las judías hicieran con sus hijos, pero si una mujer escogida por ellos interrumpía su embarazo era considerado una traición. Las mujeres que entraban a las residencias Lebensborn eran viudas de algún miembro de las SS o sino debían comprobar la pureza racial de su pareja y las de ellas mismas. Se decía que Henrich Himmler visitaba con cierta frecuencia las residencias Lebensborn, y los niños que nacían el 7 de Octubre (cumpleaños de Himmler) recibían regalos especiales, y este se convertía en el tutor de estos niños.
Los niños crecian en medio de actividades y juegos aprobados por los Nazis. Se les enseñan a ser agresivos, activos y lideres. Hitler consideraba a estos niños como el futuro de la patria. En Noruega también se reclutaron mujeres para que tuvieran niños para el estado alemán. La mayoría de estas mujeres eran jovencitas a quienes les ponían a firmar un contrato en donde se comprometían a dar a su hijo a las SS y al III Reich. En Polonia plagiaban niños a quienes los obligaban a hablar alemán y a adaptarse a la cultura sin hablarles de sus orígenes.
Al final de la guerra, Henrich Himmler es capturado por las tropas británicas y se suicida con cianuro. Casi la mayoría de los documentos de Lebensborn son destruidos. Lo cierto es que todo aquello no terminaba con la muerte de Himmler, ya habían quedado secuelas que con los años fueron manifestándose en aquellos niños que al llegar a la edad adulta, se enteraban por casualidad de sus orígenes Nazis, y resultaban dañados emocionalmente. Los padres de estos niños les habían ocultado la verdad sobre su nacimiento por órdenes del estado alemán.
Los niños de Lebensborn han sufrido problemas de alcoholismo y drogadicción que han llevado a la mayoría a suicidarse, y otros con más suerte a cargar el estigma de “Hijos del Mal” para el resto de sus vidas. Hoy día hay muchos alemanes que no saben que son niños de Lebensborn aunque existe la forma de que lo puedan saber.
Un caso es el de Anni Frid conocida también como Frida, del grupo sueco de música pop ABBA, quien es “una niña de Lebensborn”.
“Anni-Frid nació en Ballangen, cerca de Narvik, Noruega, cinco meses después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, como resultado de una relación entre Synni, su madre, y un sargento alemán casado, Alfred Haase. Anni-Frid siempre creyó que su padre había muerto cuando su barco de vuelta a Alemania se hundió durante la guerra. Después de que una revista alemana publicara la historia de su origen en 1977, Anni-Frid descubrió que su padre no había muerto y pudo conocerlo en persona.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, su madre y abuela habían buscado refugio en Suecia por temor a represalias por parte de la población noruega, cuyo gobierno puso a muchos de los niños nacidos de padres alemanes en instituciones mentales o los mandó al extranjero. Synni murió antes de que Anni-Frid cumpliera dos años, por lo que Anni-Frid fue criada por su abuela en Torshälla.” (http://es.wikipedia.org/wi
No se sabe con certeza si la raza “aria” en verdad existe, ya que no hay nada que identifique genéticamente a una persona como “aria”. El programa de Lebensborn solo tenía un objetivo que no se cumplió; la victoria de Alemania en la guerra. ¿Qué diferencia habría en las vidas de los niños de Lebensborn, si tal y como soñaban Hitler y Himmler, hubieran podido convertirse en los amos del mundo en una aristocracia racialmente pura? Pero lo cierto es que lo único que ha dejado el proyecto Lebensborn a estos niños, es vergüenza, dolor, lamentaciones y un estigma que llevaran a cuestas sin importar cuánto tiempo pase.
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