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viernes, 18 de junio de 2010

Bajo el pantano

Los pantanos siempre han sido escenarios de leyendas e historias sobre apariciones y fenómenos inexplicables. A pesar del tiempo transcurrido en Caldas de Luna (provincia de León, España), todavía lo recuerdan, el fantasma de la despoblación llama hoy a sus puertas, pero hace 50 años se libraron de una amenaza aun mayor, por fortuna su aldea quedo a orillas de la represa que dejo sumergidos a 13 pueblos Leoneses. 
Los archivos del Diario de León tienen más de medio siglo de noticias descansan en su hemeroteca. En 1957 se inauguro el embalse de Luna, una obra titánica y ambiciosa, pero no quedo registrado el drama humano, ni otras inquietantes historias paralelas. Nadie creía posible que aquel 15 de junio de 1951, sus pueblos fueran a desaparecer, pero cuando se cerraron las compuertas y el agua iba ascendiendo, el imaginario colectivo leones estalló encendiendo la noche de miedo y los viejos mitos resucitaron. 
Aquel 15 de junio de 1951 se abrieron las compuertas e hicieron el primer llenado, y a pesar que dieron aviso a los vecinos, de nada les sirvió sacar sus escasas pertenencias, dejaban allí bajo las aguas sus recuerdos y sus familiares enterrados. Cuentan que una noche antes, uno de los vecinos desenterró a su madre para que no quedara sepultada bajo las aguas. 
Los vecinos se encontraban con una especie de procesión de personas encapuchadas, vestidos de negro, portando velas encendidas, recitando salmos, y que circulaban por las calles del pueblo y por los alrededores atemorizando a la gente que estaban predispuestos por las supersticiones de la época. Durante dos semanas nadie se atrevió a salir cuando caía la noche en el pueblo de Caldas de Luna, se cerraban las rejillas y se cargaban las escopetas, se decía que las ánimas de aquel cementerio sumergido bajo las aguas habían regresado. 
La guardia civil estaba al corriente y aumentaron la vigilancia. Luego la gente hablaba de personas que se disfrazaban para asustar a las personas, introducirse en sus casas y robarles, hasta que fueron capturados. Hoy día aun muchos habitantes, vecinos al pantano sienten voces que salen del agua (parafonias) como recordándoles

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