Hubo un tiempo en el que la Iglesia Católica no permitía que las mujeres cantaran en coros, por lo que se comenzó a pensar en utilizar a hombres castrados los cuales eran llamados “il Castrati” para que adquirieran tesituras que iban se soprano a mezzo-soprano debido al retiro de sus testículos desde la edad puberta. En aquel entonces la belleza tenía un alto valor, y donde la voz era considerada como un don divino, y era privilegiado aquel que tuviese ese don.
Estos cantantes prosperaron en todas las cortes en los siglos XVI hasta que en 1870 fue prohibida la castración voluntaria por el estado italiano. Durante los siglos XVII y XVIII, los castrati cantaban en las operas, e incluso se compusieron operas pensando en sus voces. La castración durante la pubertad impide el desarrollo y madurez de la laringe del muchacho, así como los cambios fisiológicos normales de la pubertad, sin embargo ello no definía su orientación sexual.
Como el cuerpo del castrado crece, sobretodo su capacidad pulmonar y muscular, su voz se desarrolla en un rango diferente tanto al de una mujer como al de un varón en la edad adulta. Pero no todos los niños lograban mantener esa voz después de realizada la castración, en especial si era realizada por los barberos, por lo que generalmente el muchacho era bañado en una tina con leche caliente y especias y se le sedaba para retirarle sus testículos.
Pero eran muy pocos los que se desarrollaban como “Castrato” y la mayoría terminaban en la pobreza y mutilados de por vida, lo que les creaba el estigma de “apestados” durante sus existencias y al no estar “completos”, eran rechazados por la iglesia para ser enterrados en tierra sagrada.
Probablemente el Castrato más famoso que haya existido sea Carlos Broschi, nacido durante el siglo XVII, también conocido como Farinelli, cuyo caso sirviera en 1994 de inspiración para la película “Farinelli: il Castrato”. Pero así como Farinelli existieron otros Castrati muy famosos en su época, aunque fueron pocos.
Estos cantantes prosperaron en todas las cortes en los siglos XVI hasta que en 1870 fue prohibida la castración voluntaria por el estado italiano. Durante los siglos XVII y XVIII, los castrati cantaban en las operas, e incluso se compusieron operas pensando en sus voces. La castración durante la pubertad impide el desarrollo y madurez de la laringe del muchacho, así como los cambios fisiológicos normales de la pubertad, sin embargo ello no definía su orientación sexual.
Como el cuerpo del castrado crece, sobretodo su capacidad pulmonar y muscular, su voz se desarrolla en un rango diferente tanto al de una mujer como al de un varón en la edad adulta. Pero no todos los niños lograban mantener esa voz después de realizada la castración, en especial si era realizada por los barberos, por lo que generalmente el muchacho era bañado en una tina con leche caliente y especias y se le sedaba para retirarle sus testículos.
Pero eran muy pocos los que se desarrollaban como “Castrato” y la mayoría terminaban en la pobreza y mutilados de por vida, lo que les creaba el estigma de “apestados” durante sus existencias y al no estar “completos”, eran rechazados por la iglesia para ser enterrados en tierra sagrada.
Probablemente el Castrato más famoso que haya existido sea Carlos Broschi, nacido durante el siglo XVII, también conocido como Farinelli, cuyo caso sirviera en 1994 de inspiración para la película “Farinelli: il Castrato”. Pero así como Farinelli existieron otros Castrati muy famosos en su época, aunque fueron pocos.
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