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martes, 8 de diciembre de 2009

Autómatas

El mundo de los autómatas es tan amplio como su definición. En términos bíblicos podríamos considerar al hombre como el primer autómata, creado del barro por Dios, aunque con la diferencia de poseer libre albedrio lo que le permite decidir por sí mismo. Esa distinción ha hecho que el ser humano haya querido imitar  el acto de la creación desde su mismo génesis, construyendo mecanismos artificiales para todo tipo de fines desde científicos, investigativos, para agilizar sus tareas o por mero entretenimiento.
Históricamente los primeros autómatas se remontan al antiguo Egipto donde las estatuas de algunos de sus dioses o reyes despedían fuego de sus ojos, como fue el caso de la estatua de Osiris. Otras poseían brazos mecánicos operados por los sacerdotes del templo, y otras como la de Memon de Etiopia, emitían sonidos cuando los rayos del sol los iluminaban consiguiendo así causar temor y respeto a todo aquel que lo contemplaba.
Esta finalidad religiosa continuaría hasta Grecia donde existían estatuas con movimientos provocados por las energías hidráulicas. Esos nuevos conocimientos quedan plasmados en el primer libro que trata sobre la figura de robots autómata escrita por Herón de Alejandría (10 dC-70 dC) donde explica la creación de dichos mecanismos, muchos de ellos basados en los principios de Philon y Arquímedes realizados fundamentalmente como forma de entretenimiento.


Muchas de estas estatuas servían vino a sus dueños, o eran puertas automáticas, la cuales funcionaban por el movimiento del agua, de la gravedad o sistemas de palancas. También cabe destacar su “The Automaton Theater”, su teatro de marionetas mecánicas que representaban la Guerra de Troya.  
Existen varios tipos de autómatas, desde cabezas hasta maquinas parlantes. Estos eran seres que se creían entre la mecánica y la magia que hablaban y aconsejaban a sus dueños y hasta llegaban a predecir el futuro.
El famoso “Jugador de Ajedrez”, quien era un individuo que había sido famoso en el mundo del ajedrez y tras un accidente perdió ambas piernas, por lo que decidió crear un autómata y poder seguir jugando a través de dicho artefacto.


 En la ficción también existen figuras que representan autómatas, como en la mitología, celuloide y en la literatura.
Mitología
Celuloide
Literatura
Promoteo, creador del ser humano
Terminator (1984) dirigido por James Cameron
Frankestein de Mary Shelley en 1818
Pigmalión, escultor que creó una estatua de una hermosa joven a la que llamó Galatea, enamorándose de ella y deseando que tuviera vida.
El Mago de Oz (1939) dirigida por Victor Fleming, donde aparece el hombre de hojalata.
Pinocho de Carlo Collodi, el famoso niño de madera que Papá Geppeto creo para que fuera su hijo
Éfeso, creador de mujeres mecánicas, construidas en oro que le ayudaban a sus labores de herrería.


Los Argonautas, crearon un perro autómata para que custodiara la nave.  


Durante la Santa Inquisición se consideraban estos artilugios como diabólicos y fueron marcados por el Santo Oficio. Muchos monjes y científicos fueron llevados al Garrote Vil por crearlos.
Sería absurdo pensar que los autómatas tienen alma, pero lo que sí es cierto es que tienen vida, y parte de esa vida es la de su creador.




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