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sábado, 5 de septiembre de 2015

La Masacre de Munich: 43 años después


Hoy se cumplen 43 años de lo que fue una de las tantas masacres financiadas por el actual presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas (Abu Mazen). Durante los Juegos Olímpicos de Munich de 1972, once miembros del equipo olímpico israelí fueron tomados rehenes y asesinados por un comando del grupo terrorista Septiembre Negro, una facción de la Organización para la Liberación de Palestina, entonces liderada por Yasir Arafat. 
En el momento de la toma de rehenes, los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 transcurrían en su segunda semana. El Comité Olímpico Alemán, organizador del evento, tenía como objetivo que la atmósfera de la villa olímpica fuese abierta y amistosa. 

De esta forma se buscaba  dejar atrás la imagen de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, que habían sido explotados como parte de la propaganda nacionalsocialista del régimen de Adolf Hitler. El film documental "Un día en septiembre" proclamó que la seguridad de los atletas fue intencionalmente leve y que ellos mismos podían entrar y salir de la Villa Olímpica sin presentar ningún tipo de credenciales. Varios atletas eludieron los puntos de control en la villa y escalaban el cerco perimetral para acceder a la misma.

La ausencia de personal de seguridad armado fue motivo de preocupación para el titular de la delegación israelí, Shmuel Lalkin, desde antes de la llegada del equipo olímpico a Alemania. El equipo israelí se hospedaría en un sector relativamente aislado del resto de la villa olímpica, en un pequeño edificio cercano al alambrado, por lo que Lalkin entendía que los atletas se encontrarían en una situación vulnerable respecto de un asalto desde el exterior. 

Todo comenzó, cuando el día 4 de septiembre, los atletas israelíes habían  disfrutando de una salida nocturna por la ciudad, antes de regresar a la villa olímpica. Hacia las 04:40 del día 5, mientras los deportistas dormían, ocho miembros del grupo terrorista palestino Septiembre Negro, vestidos con trajes deportivos y llevando pistolas y granadas en bolsas de deporte, escalaban la reja de dos metros que rodeaba el complejo. Fueron ayudados por deportistas del equipo estadounidense que desconocían su verdadera identidad y creían que, como ellos, querían acceder furtivamente a sus apartamentos tras una noche de diversión.

El entrenador del equipo de lucha, Moshé Weinberg, de 33 años, oyó un ruido tras la puerta del primer apartamento, observando que alguien abría ligeramente la puerta. Se abalanzó sobre ésta dando un grito de alerta, mientras intentaba cerrarla forcejeando con los terroristas, que tenían sus pies en la otra pared y usaban sus fusiles como palancas. En la confusión, nueve atletas pudieron escapar, y otros ocho se ocultaron. El luchador Joseph Romano agarró el arma a uno de los terroristas, pero resultó muerto por un disparo. 

Moshé Weinberg recibió un tiro en la cara que le atravesó las mejillas cuando intentó atacar a Issa con un cuchillo de fruta, y fue obligado a conducirles a los otros apartamentos. El israelí salteó el apartamento nº 2 y los llevó directamente al nº 3, en donde se alojaban los atletas más fuertes, creyendo que podrían reducir a los terroristas, sin embargo estos fueron sorprendidos durmiendo y no lograron oponer resistencia. 

Weinberg aprovechó a darle un puñetazo a un palestino, dislocándole la mandíbula. Otro fedayín entró en pánico y le disparó. Su cuerpo fue dejado afuera del edificio. Tras la muerte de éste, los terroristas tomaron como rehenes a nueve integrantes del equipo: David Berger, Ze'ev Friedman, Joseph Gutfreund, Eliezer Halfin, André Spitzer, Amitzur Shapira, Kehat Shorr, Mark Slavin y Yakov Springer.

Posteriormente se divulgó que los secuestradores eran fedayines palestinos de los campos de refugiados del Líbano, Siria y Jordania. Eran Luttif Afif (el jefe del grupo), Yusuf Nazzal, Afif Ahmed Hamid, Khalid Jawad, Ahmed Chic Thaa, Mohammed Safady, Adnan Al Gashey y su primo Jamal Al Gashey.

Poco después del comienzo de la crisis, los miembros del comando demandaron la liberación de 234 prisioneros alojados en cárceles israelíes, como también la liberación de los fundadores de la Fracción del Ejército Rojo, Andreas Baader y Ulrike Meinhof, encarcelados en Alemania.

Los atacantes, que contaron con asistencia logística de grupos alemanes neonazis, asesinaron a once atletas y entrenadores israelíes y a un oficial de la policía de Alemania Occidental. Cinco de los ocho miembros de Septiembre Negro resultaron muertos por la policía durante el fallido intento de rescate de los rehenes. Los tres secuestradores que sobrevivieron fueron detenidos, pero liberados tan solo 53 días después, tras el secuestro de un avión de Lufthansa. Israel respondió a los asesinatos organizando las operaciones Primavera de Juventud y Cólera de Dios, con el objetivo de castigar colectivamente a todos los responsables de la masacre.


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