¿Qué es el Rosh Hashaná?

En el Génesis se nos relata como Dios creo el mundo en seis días, y como ese mismo día Dios creo al hombre, ya que creo al mundo en función del hombre no quiso crearlo a él sin haber creado antes todo lo que el hombre necesitaba para desarrollarse y desenvolverse en ese mundo. Por lo tanto al decir que la nación hebrea festeja el Rosh Hashaná del año 5774, no se refiere a que sea la edad del universo, sino que estamos diciendo que hace 5774 años fue creado el primer hombre: Adán, al finalizar la creación del universo, el lo que fue el primer Rosh Hashaná de la historia. En la primer hora (del día sexto de la creación) Dios decidió crearlo; en la segunda hora se aconsejó con los ángeles; en la tercer hora juntó el polvo de la tierra del cual sería creado; en la cuarta lo mezcló; en la quinta lo convirtió en materia informe; en la sexta le dio forma; en la séptima le insufló el alma; en la octava lo puso en el Edén; en la novena le prohibió comer del fruto del árbol del bien y del mal; en la décima el hombre pecó; en la undécima fue juzgado; y en la duodécima Dios se apiadó de él en el juicio.

Así es como Dios establece esta la festividad como el comienzo del año en el mes hebreo de tishrei (por septiembre-octubre), y es a partir de esta celebración cuando se cuentan los años. Esta celebración comienza al anochecer de la víspera, cuando durante la plegaria matutina se toca el Shofár o el cuerno de carnero, llamando a los judíos a la meditación, al autoanálisis y a retomar el camino de justicia (Teshuvá). Este día se le conoce también como el Día del Toque del Shofar y como el Día del Juicio porque, en ese día Dios juzga a los hombres, abriendo tres libros: uno, con los malos (quienes quedan inscritos y sellados para la muerte); otro, con los buenos (quienes quedan inscritos y sellados para la vida), y el tercero, para quienes serán juzgados en Yom Kippur, que es el día del perdón. Rosh Hashaná y el Yom Kippur , forman en la tradición judía una unidad llamada Yamim Noraim (Días Temibles), por ser el momento en que Dios juzga al mundo y decreta lo que sucederá en el transcurso del nuevo año.