No solamente son rituales de violencia, son verdaderas orgias de sangre donde la muerte adquiere gran protagonismo, donde la vida y la muerte se unen en una sola sinfonía, y en donde el hombre es carne fresca para sus verdugos. Son sacrificios a Satanás, son verdaderos crímenes que hacen de la vida de muchos una autentica pesadilla. En muchos países esto resulta como el pan de cada día aunque sigue siendo un tabú, un tema del cual nadie, absolutamente nadie quiere hablar.
Se trata de un grupo minoritario de personas reunidas premeditadamente con el objeto de adorar al demonio, como un ser con poderes sobrenaturales capaces de intervenir en el mundo. Los integrantes de estos grupos o cultos son personas con trastornos psicológicos, además de tenerle un profundo rechazo a las instituciones sociales establecidas tales como la familia, iglesia, estado, etc. Tocando este tema es importante mencionar un caso en donde la violencia y la más cruenta escena dejaron una huella en las mentes de los habitantes de Puerto Colombia con el macabro asesinato de un menor de 13 años.
Según un artículo en el periódico El Heraldo, el menor de 13 años presentaba signos de violación. Un reciclador que fue el primero en ver la dantesca escena, se percato que el inerte cuerpo del jovencito presentaba una herida en el cuello de unos 20 centímetros de profundidad a nivel del cuello, herida que se presume que fue provocada por un machete, además de brutales golpes en la cabeza y rodillas. Aún existe el enigma de aquel cruel asesinato, pero tomando en cuenta las características del lugar donde fue hallado no es de extrañar que se trate de un ritual propio de una secta Satánica, y que el menor hubiese la ofrenda que sus verdugos les presentaron a Belcebú.
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