“La Puta, La Gran Puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueo a Constantinopla y baño de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América…”
Así comienza el libro «La Puta de Babilonia» de Fernando Vallejo; y es que mucho se ha hablado de la Santa Sede, desde «La mujer vestida de purpura y escarlata» que es mencionada en Apocalipsis 17:4, pero recientemente se han hablado de hechos, intrigas que han puesto en la cuerda floja el buen nombre del estado del Vaticano.
En las últimas fechas una autentica tormenta informativa parece haberse desatado sobre las normalmente apacibles 40 hectáreas sobre las que se asienta el estado del Vaticano: filtraciones embarazosas, detenciones, destituciones fulminantes, complot, antiguos asuntos oscuros que súbitamente regresan a la actualidad. Todo comenzó en el mes del febrero del año en curso, cuando el diario italiano «Il Fatto Quotidiano», publico basándose en las presuntas confidencias de un miembro de la curia que había un complot para acabar con la vida del Pontífice Benedicto XVI durante el año siguiente, en el articulo incluso se había llegado a mencionar la existencia de un informe oficial en el que se alertaba al Pontífice de la conspiración.
Cuando todo ese insólito asunto parecía haberse superado una nueva conmoción sacudió los venerables muros del Vaticano con la reapertura por parte de la policía italiana del caso de la desaparición de una joven italiana llamada Emanuela Orlandi, quien era ciudadana del Vaticano. Fue el 22 de Junio de 1983 cuando esta joven de tan solo quince años desapareció cuando salía de su clase de música no muy lejos de la Santa Sede. Hoy 29 años después la policía reabre las investigaciones de donde han salido diferentes hipótesis como la confesión del exorcista en jefe del Vaticano, el padre Gabriele Amorth, quien asegura que la joven habría sido secuestrada por un miembro de la policía del Vaticano para hacerla esclava sexual para luego asesinarla. Amorth también asegura que en dicho incidente están también involucrados miembros de una embajada extranjera cuyo nombre no se ha revelado.
Otra hipótesis apunta a que la joven Emanuela Orlandi habría sido secuestrada por extremistas islámicos exigiendo la pronta liberación de uno de sus miembros, Mehmet Ali Agca quien estaba en prisión luego de haber intentado asesinar al Papa Juan Pablo II. Emanuela Orlandi cursaba el segundo año en el «Liceo Scientifico» en Roma, a pesar de que el año académico había concluido ella continuaba asistiendo a cursos de flauta tres veces por semana en el «Tommaso Ludovico Da Victoria School» el cual estaba conectado con el «Pontificium Institutum MusicæSacræ». Emanuela también hacia parte del coro de la iglesia de «Saint Anne´s Church». Orlandi era hija de un empleado del Banco del Vaticano y vivía dentro de la ciudad del Vaticano, frente a la Basílica.
Emanuela normalmente se transportada en bus a la escuela de música, luego de bajarse del bus caminaba entre 180 y 210 metros. En Junio de 1983, Emanuela iba retrasada para clase, y explico su tardanza diciendo que tenía una oferta de trabajo con los cosméticos AVON, la hermana de Emanuela le sugirió llamar antes de tomar cualquier decisión al respecto y se reunió con el representante de los cosméticos AVON. Luego del curso de música Emanuela fue vista por última vez subiéndose a un largo y negro BMW. A las 3:00pm, del jueves 23 de junio, los padres de Emanuela llamaron al rector de la escuela de música para preguntar si alguna de las compañeras de clases de la joven sabía algo de ella. La policía sugirió esperar porque probablemente la joven estaría con amigas, ese mismo día Emanuela fue declarada «Persona desaparecida».
Durante los siguientes dos días la fotografía de Emanuela fue publicada junto con el número telefónico de la familia Orlandi en el periódico «Il Tempo, Paese della Sera» y «Il Messaggero». El sábado 25 de junio a las 6:00pm, la llamada telefónica de un joven llamado Pierluigi, quien aseguro que él y su prometida se encontraron con la joven perdida en Piazza Navona aquella misma tarde. El joven de 16 años menciono la flauta de Emanuela, además de su cabello, detalles que encajaban con ella. Según la información proporcionada por Pierluigi, Emanuela se había cortado el cabello y se presento como «Barbarella», asegurando que había huido de casa y que vendía productos AVON.
En Junio 28 la familia recibió la llamada de un hombre que se hacía llamar Mario, quien era propietario de un bar cerca de Ponte Vittorio, entre el Vaticano y la escuela de música. El dueño del bar dijo que una mujer llamada «Barbará» le había confesado que se había fugado de su casa y que volvería para la boda de su hermana. El 30 de Junio, Roma estaba cubierta con 3.000 posters de Emanuela Orlandi. El domingo 3 de julio, el Pontífice Juan Pablo II, pidió a los responsables de la desaparición de Emanuela devolverla a sus familiares, mencionando por primera vez la hipótesis de un posible secuestro.
Dos días después la familia de Emanuela recibió la primera llamada anónima que la joven era prisionera de un grupo terrorista islámico que exigía la pronta liberación de Mehmet Ali Agca, el turco que le había disparado al Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro el 13 de Mayo de 1981. Los presuntos secuestradores no dieron información de la joven. En los siguientes días la familia siguió recibiendo llamadas de los supuestos secuestradores, incluyendo la de un hombre que se hacía llamar «El Americano», teniendo en cuenta su acento, quien puso una grabación de la voz de Emanuela, exigiendo un canje, entregar a Emanuela y la liberación de Ali Agca, y mencionando a «Mario» y a «Pierluigi» como supuestos miembros de la organización «Lobos Grises».
El 6 de Julio, un hombre joven con acento americano se comunico e informo a la ANSA agencia de noticias, solicitando la participación del Pontífice en el canje que se llevaría a cabo en 20 días a partir de la fecha e indicando que en una canasta en la plaza pública cerca del parlamento estaría la evidencia de que Orlandi estaba con ellos. Las evidencias eran fotocopias del carnet de la escuela de música de Emanuela, una factura, y una nota escrita a mano por la joven secuestrada, pero el magistrado que llevaba el caso de Orlandi no lo creyó que este grupo tuviese conexión con el plagio de Orlandi.
No fue hasta el 8 de Julio cuando un hombre con acento del medio oriente entró en contacto con uno de los compañeros de curso de Emanuela, reiterando que tan solo quedaban 20 días para que el canje se efectuara, el hombre también pidió un numero directo con el entonces Secretario de estado del Vaticano, Agostino Casaroli. La línea fue instalada el 18 de julio. Un total de 16 llamadas telefónicas fueron hechas por «El Americano» desde diferentes teléfonos públicos.
Mehmet Ali Agca, después de haber declarado que Emanuela Orlandi fue secuestrada por agentes búlgaros del grupo islamista «Grey Wolves» o «Lobos Grises», de donde Agca era miembro, hablo de Orlandi en una entrevista en prisión con el canal italiano RAI, diciendo que la joven estaba con vida y fuera de peligro. Ali Agca negó saber cuál sería el destino de la joven, y en 1997 el caso fue cerrado.
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