Si pudiéramos imaginar lo que sentiríamos al tener tres arpones explosivos en el estómago, luego ser arrastrados dejando atrás un río de nuestra propia sangre sobre una plataforma al final de la cual nos esperan carniceros listos para descuartizarnos. Si fuésemos capaces de imaginar eso, podríamos tener una mínima idea de lo que le pasa a una ballena que cae víctima de los métodos de caza de los balleneros modernos. Los mismos arponeros sostienen que si las ballenas pudiesen gritar, la industria cesaría porque ninguna persona sería capaz de soportarlo.
Antes de ser arponeadas, las ballenas tienen que soportar un altísimo grado de stress, sumado al hecho de quedar exhaustas por las largas persecuciones.
Incluso para el arponero más experimentado es extremadamente difícil acertarle a un blanco móvil desde una alta plataforma que se mueve entre las olas. Las ballenas heridas son arrastradas a la embarcación aunque siguen vivas. A continuación se describen algunos de los métodos utilizados para "rematarlas":
- Se las arponea nuevamente y cuantas veces sea necesario con arpones no-explosivos.
- Se les dispara con rifles, requiriéndose un promedio de 3 balas para rematar a cada ballena y en algunos casos hasta 9 balazos (de acuerdo a reportes de balleneros noruegos).
- Son apuñaladas con lanzas eléctricas y electrocutadas. Este método era utilizado principalmente por los balleneros japoneses, que ahora lo están cambiando por el uso de rifles.
- La ballena es empujada hacia la embarcación cazadora donde se le insertan dos electrodos (lanzas eléctricas), atravesando la grasa para clavarse en el tejido muscular: una de las lanzas se clava frente al corazón y otra detrás de éste.
- Para matar a la ballena, se envía corriente alterna entre ambos electrodos. Lo que mata al animal es probablemente la fibrilación del corazón que provoca un paro circulatorio.
Las ballenas tienen una gran importancia en el equilibrio natural de los mares, y afecta de gran forma al plancton de estos, así como el clima y la vida de la tierra, todo está interrelacionado, y prueba de esto es lo que ha ocurrido desde hace muchos años con la cruel y brutal matanza de las que son víctimas las ballenas azules, reduciendo de 300.000 a tan solo 350 ejemplares. La irresponsabilidad de los balleneros es lo que originó la caída del plancton del que se alimentan las ballenas (el kril).
Las ballenas reciclan el hierro y lo convierten en fertilizante para el nacimiento del nuevo kril. Este fitoplancton (el kril) es el mecanismo sin comparación, más importante, para la reducción del CO2 en la atmósfera. El Kril captura muchísimo
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