Cuando se hablan de estos lugares uno tiene la lejana impresión de que se ha contado prácticamente todo, en imágenes, en documentos, en fotografías viejas que parece que vienen del otro lado del tiempo, planos y fotografías que son la historia, realmente inadmisibles, pero que ocurrieron. El celuloide, las novelas, los libros bien intencionados que han llegado a provocar una especie de ilusión óptica, como si todo se tratase de una gran obra e impresiona saber que algo así hubiese ocurrido. Durante la II Guerra Mundial, casi 8 mil españoles republicanos fueron deportados a campos de concentración y de exterminio Nazi, solo menos de 2 mil conciudadanos españoles pudieron sobrevivir a los campos de la muerte pertenecientes a Mauthausen, en la entonces aleccionada Austria, eran los llamados campos del terror y de la desesperanza. Los trenes con los deportados salían de Francia a los campos nazis con tan solo un pasaje de ida. Muchos sobrevivientes declaran que la llegada a Mauthausen fue realmente brutal e incluso traumática.
A los españoles se les ponían en sus ropas de rayas como distintivo un triangulo invertido con una S en el centro que identificaba su procedencia. El trabajo más duro de Mauthausen era la cantera, allí los españoles y otros deportados fueron obligados a construir una escabrosa escalinata de piedra mejor conocía como “La escalera de la muerte”. Esta escalera constaba de 186 escalones labrados en pura roca, impregnada de la sangre de muchos republicanos españoles, muchos de ellos murieron extenuados, no soportaron cargar de 20 a 40 kilos en sus espaldas y de esta manera muchos se arrojaban de lo alto de la escalera mientras que otros eran arrojados por los mismos SS.Esteban Pérez Pérez, ahora de 99 años sobrevivió a numerosos infortunios en Mauthausen y los campos anexos, lo obligaron a trabajar como esclavo en una fábrica de suministros para las terribles bombas voladoras, los primeros misiles desarrollados por el hombre. Los nazis no hacían distinciones de edad cuando se trataba de capturar y arrestar, por eso muchos de los deportados eran jóvenes, quienes eran arrastrados hacia adentro del campo con sus padres, algunos de ellos vivieron experiencias muy traumáticas. Cuando los presos no rendían lo suficiente los nazis se deshacían de ellos de forma radical y definitiva. Uno de los métodos más comunes consistía en llevarlos a siniestros recintos, como, las duchas de la muerte, allí los deportados recibían chorros de agua fría y luego obligados a salir desnudos al aire libre en pleno invierno, muriendo por congelación. Otro método eran las cámaras de gas, donde eran conducidos sin saber cuál sería su destino.Muchos otros familiares recuerdan a sus muertos, aquellos que fueron separados por los SS, personas que terminaron en los hornos crematorios nazis. Los capos o jefes de barracones y los líderes nazis del campo de Mauthausen, recordaban a todos los deportados que caminaban entrando por una puerta encimada, y solo saldrían de ahí de una manera, por las chimeneas de los escalofriantes hornos crematorios bajo la forma de humo. Los hornos que quedaron en Mauthausen se han convertido en tristes altares, allí los apenados parientes de las víctimas o simples visitantes depositarían velas y todo tipo de ofrendas para aplacar su propio dolor y el de aquellas desafortunadas almas.
Un destino aun peor que Mauthausen era el castillo de Hartheim, allí todos, absolutamente todos los que entraban jamas salían con vida. El castillo de Hartheim era uno de los campos de exterminios anexos a Mauthausen, era también llamado, “El Castillo del terror”. En este siniestro lugar muchos niños y adultos con algún tipo de deficiencia física o mental fueron exterminados por los nazis. Los informes médicos de las SS dictaminaban quien debía vivir y quien no. En las cámaras de gas murieron entre 30 y 40 mil personas entre ellas 409 españoles.A principio de mayo de 1945, los nazis sabían que su nefasta dominación llegaba a su fin, las tropas aliadas llegaban a Mauthausen, por lo que los SS que controlaban los campos de exterminio se dieron a la fuga, otros se suicidaron, y otros muchos fueron dados de baja. Lo que pocos saben que los españoles tuvieron un importante papel en la organización final de la resistencia durante aquellos días.
El español Pablo Villarubia Martín, murió en el campo de concentración de Gusen a pocos kilómetros de Mauthausen en Austria, un 7 de diciembre de 1941. Gusen era uno de los peores campos, la mayoría de los casi 4000 españoles que ahí ingresaron no salieron con vida. El destino quiso que el nieto de Villarubia Martín, hoy periodista, Pablo Villarubia Mauso le dedicara a su abuelo una placa con su foto como un recuerdo de su familia luego de casi 68 años aquel asesinato, pero Villarubia Martín sigue vivo en el corazón de los suyos.Hoy Mauthausen y sus campos anexos son verdaderos centros de peregrinación de personas provenientes del mundo entero, recordando al mundo entero que lugares como estos jamas deberán volver a existir. Se estima que 6 millones de judíos fueron asesinados durante la guerra, y aun hoy día se siguen encontrando objetos y pertenencias de las victimas de aquel holocausto. Hoy día hay personas viviendo en los barracones donde se encontraban los campos de exterminio nazis.
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