Empusa: Vampiros Mitologicos

El personaje del vampiro se origina apartir de un mal psíquico mejor conocido en las culturas eslavas como Síndrome de Renfield o Upirologia. Este enigmático personaje ha sido protagonista de muchas historias desde Dràcula, de Bram Stoker hasta Nosferatu de F.W. Murnau. Según el folclore de varios países, el vampiro es una figura maligna que se alimenta de la sangre de los seres vivos para mantenerse activo, y en culturas americanas es una deidad demoniaca.
Lo cierto es que muchas novelas góticas tocan el fascinante tema del vampirismo que se ha convertido en un icono del terror y de las historias de ficción, así como historias verdaderas involucran a vampiros, que aunque no sufren mutaciones, pero si resultan un grave peligro para la sociedad en la que viven, un caso ya mencionado anteriormente, la condesa de Hungría Erzebeth Bathory, mejor conocida como la Condesa Sangrienta.

Pero el vampiro también tiene un importante lugar en el mundo mitológico, en especial en las culturas de Mesopotamia, la Antigua Grecia y Roma. Criaturas demoniacas, aunque no habían sido relacionadas con el mundo del vampirismo sus antecedentes históricos lo confirman. La Empusa, quizás una de las más emblemáticas criaturas de la mitolologia griega, está íntimamente asociada con los vampiros, identificada a veces como Lamia. Es el único vampiro con la habilidad de aparecer de día, y hasta tomar forma de animal domestico o de una bella hetera (como se les decía antiguamente a las cortesanas o a las prostitutas).
Cuando se hace pasar por mujer se le reconoce porque una de sus patas es de bronce y le encanta merodear por los parajes desiertos, sobre todo cuando hay luna llena. F.W. Murnau hace un guiño a los conocedores del mito en la película Nosferatu donde el Velero que transporta al Conde Orlok a Alemania se llama Empusa.

En Europa algunas de las causas de vampirismo más comunes en el folclore eslavo se basan en la figura de un mago de comportamiento inmoral quien tras sufrir una muerte antinatural o prematura (como haber sido asesino o haberse suicidado) se convierte en un vampiro. En el sur de Rusia se consideraba que aquellas personas que hablaban consigo mismas corrían el riesgo de convertirse en vampiros.