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jueves, 4 de julio de 2013

Terribles metodos de ejecucion (Parte 2)

7. La Cuna de Judas: Inventado por el jurista italiano Ippolito de Marsili (1450-1529). Este macabro artefacto se trataba de un trípode sobre el cual había una pirámide metálica de punta filosa. El reo era atado desnudo a la pared encima del artefacto con un sistema de cuerdas que lo subia y lo bajaba a través de tirones o pesos, pero también provocaba el descenso automatico si el reo relajaba su musculatura. La Cuna de Judas era la herramienta perfecta para obtener confesiones. Estos procesos eran tan perversos que el condenado pasaba solo toda la noche, en la que sufría horas de tortura de combatir la somnolencia, so pena de caer encima de la pirámide puntuda, que siempre producía terribles desgarres (anales o vaginales, dependiendo del sexo de la víctima) y, cuando mataba, lo hacía a manera de un empalamiento terriblemente salvaje, ya que, al ser piramidal, hacía que las carnes se abriesen mucho más que en el empalamiento convencional… Al igual que La Cuña, este método fue empleado profusamente por la Inquisición, pero también se sabe que, en pleno siglo XX y con electrodos incluidos en el sistema de sujeción, la Cuna de Judas fue usada por al menos dos dictaduras hispanoamericanas.

9. La sierra: Este método fue empleado en el Imperio Romano, en Medio Oriente y en partes de Asia. Consistía en desnudar al condenado, colgarlo boca abajo para que la sangre se dirija a su cabeza y así pueda permanecer sin desmayarse, y posteriormente ir serruchándolo poco a poco, desde el periné (parte ubicada entre el ano y los genitales) hasta la parte superior del cráneo. El gran problema con el procedimiento era que el cuerpo del condenado se movía demasiado por la resistencia que ofrecía a la fuerza de quienes serruchaban (se usaba una sierra grande, un verdugo tomaba un extremo de la sierra, y el otro el extremo sobrante), pero ante eso los chinos idearon una variante en que el condenado se colocaba entre dos tablas alineadas y muy bien fijadas al suelo.

10. El tormento de la rata: Este método, empleado en la Europa Medieval e inventado en la Antigua China, consistía en poner una jaula de hierro, abierta por debajo y con una sección abrible arriba, sobre el abdomen del condenado, que estaba siempre acostado boca arriba e inmovilizado.  Dentro de la jaula se introducía por arriba una rata, tras lo cual se cerraba la jaula y se empezaba a calentar la parte superior de la misma, a fin de que la rata se desespere e intente escapar del calor cavando en el vientre del condenado… Algunas veces se usaba para obtener confesiones, pero otras para ejecutar, y podía introducirse más de una rata en la jaula.

11. Corbata colombiana: Este método de ejecución comenzó a popularizarse en los tiempos en que la guerra entre Pablo Escobar y la Policía se recrudecía en las calles de Medellín. Actualmente la emplean principalmente los cárteles de droga, tales como los que existen en México.  El método consiste en hacer un corte en la garganta de la víctima, meter la mano por el hueco hecho con el corte, tomar la lengua del prisionero, y jalar fuertemente de ésta hasta sacarla por el hueco de la garganta y dejarla allí colgando a modo de corbata. Al igual que en el Ling Chi, el propósito es causar tormento psicológico además de físico, ya que la víctima, antes de morir desangrada, tendrá unos momentos para contemplar horrorizada su nueva y macabra corbata.

12. La Barca: entre infinitas posibilidades, el método más retorcido que ha ideado el hombre para matar a otro, es sin duda alguna es este método.  Este método fue ideado por los persas hace varios miles de años. Este método era conocido también como la Artesa o Escafismo, palabra que proviene del griego Skaphe que significa vaciado. En su obra Vidas Paralelas, Plutarco relata cómo ejecutan de esta manera a Mitridates, un eunuco que estando ebrio dijo lo que no debía donde no debía.
“Mandó [el rey Artajerjes II], pues, que a Mitridates se le quitara la vida, haciéndole morir enartesado, lo que es en esta forma: tómanse dos artesas hechas de madera que ajusten exactamente la una a la otra, y tendiendo en una de ellas supino al que ha de ser penado, traen la otra y la adaptan de modo que queden fuera la cabeza, las manos y los pies, dejando cubierto todo lo demás del cuerpo, y en esta disposición le dan de comer, si no quiere, le precisan punzándole en los ojos; después de comer le dan a beber miel y leche mezcladas, echándoselas en la boca y derramándolas por la cara: vuélvenle después continuamente al sol, de modo que le dé en los ojos, y toda la cara se le cubre de una infinidad de moscas.” Una vez el hombre está ya muerto, se le quita la artesa de arriba y se halla la carne carcomida, y en las entrañas enjambres de aquellos insectos pegados y cebados en ellas. Consumido de esta manera Mitridates, apenas falleció el decimoséptimo día.

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