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viernes, 26 de febrero de 2010

El Brujo de Bargota


Clérigo amante de la magia negra y ciencias ocultas que vivió en el siglo XVI en la villa Navarra de Bargota, la vida de un hombre cuya historia y leyenda se confunden en medio de una niebla ancestral. Aquella era época de brujos y brujas, aquelarres e incidentes prodigiosos, como aquellos que ocurrían en pleno verano.
Los poderes del clérigo o brujo de Bargota se extendían por los cielos de toda la península ibérica, montado sobre nubes que lo trasladaban donde él quisiera. ¿Dónde había aprendido a volar el enigmático Johannes de Bargota? La leyenda cuenta que fue dentro de las cuevas de Alarcón en Salamanca, verdaderas escuelas de nigromancia y magia que solo era para unos cuantos elegidos, donde aprendió a quitarse y a ponerse la cabeza tal como lo demostró en un hostal de Pamplona. 
Todas aquellas prácticas y manifestaciones mágicas convirtieron a Johannes, según la leyenda, en un sujeto sospechoso ante los ojos de la Santa Inquisición. La leyenda de Johannes de Bargota se funde con otra, la del escurridizo bandolero Juan Lobo, del cual se volvió amigo y protector, y así es como surgen anécdotas que relacionan a estos dos míticos personajes.
Johannes de Bargota acudía a los aquelarres donde se reunían las brujas para realizar sus danzas evocadoras al diablo y preparar posiciones para todo tipo de embrujos y hechizos. A veces al regresar ya muy cansado, el brujo volador se precipitaba en los pantanos. Hoy en la población de Bargota todos recuerdan las hazañas de clérigo Johannes, allí aún se encuentra la iglesia donde profesaba misa y la iglesia donde vivió hasta su muerte. 
Muchos vecinos recuerdan que antiguamente la casona tenía fama de maldita. La casa estuvo abandonada durante 4 siglos, hasta que el abuelo de Jesús Aguirre Corpus, terrateniente de dicha localidad, decidió ocuparla en el siglo XIX. Allí en 1920, Jesús nació y se crió. Los vecinos de aquella época le tenían mucho respeto a la casona del brujo.
Al contrario de lo que mencionan algunas fuentes, Johannes de Bargota jamás llego a ser procesado por la Santa Inquisición. Clérigo, brujo y prestidigitador (mago o ilusionista), nigromante (persona dedicada a la magia negra) y viajero de las nubes, ese fue Johannes, un hombre que cada año Bargota recuerda en fiestas que representan aquelarres en los que simulan que se quitan la cabeza o se arrancan una pierna que vierte la sangre sin que se inmuten los presentes.
Los inquisidores no pudieron condenar a Johannes de Bargota, quizás porque aquel sujeto tuviera un secreto muy bien guardado. 

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