El tema más polémico del momento es el Plebiscito a favor de los acuerdos de la Habana. Existen opiniones diversas acerca del tema, hay quienes están a favor y quienes están en contra. Cuando hablamos de estar en contra, no quiere decir que estemos en contra de La Paz, que prefiramos la guerra. No estar de acuerdo con lo pactado en La Habana es simplemente no aceptar para las próximas generaciones una quimera disfrazada de paz, algo que en el papel puede que suene atractivo pero que esconde intenciones ocultas. He notado que cuando alguien dice no estar de acuerdo con que se apruebe lo pactado, enseguida lo acusan: primero, de ser uribista, y comienzan a repetir como queriendo convencer al otro que el ex presidente y senador Álvaro Uribe es paraco, y lo culpan de todas las desgracias y plagas que azotan a nuestra sociedad.
Tal parece que no existen más argumentos que arremeter contra el ex presidente y senador Uribe, y lo peor es que muchos de ellos eran fieles seguidores de Uribe cuando esté aún era presidente, pero que hoy por hoy sufrieron de una amnesia repentina y decidieron lanzar su dedo condenatorio a Uribe, exigiendo que este pague por cuanto crimen exista en los cielos y debajo de la tierra. Segundo, de ser enemigos de La Paz, como si la única condición que tiene un colombiano para desear La Paz fuese estar de acuerdo con los puntos que están en las 297 páginas, que dicho sea de paso, me permito decirles, que disfrazan con poesía barata una retahíla de concesiones y privilegios unilaterales que solo benefician a los guerrilleros. Y aún cuando la cosa está clara, todavía existe uno que otro empecinado en defender el SI, que solo nos llevará a un socialismo del cual difícilmente podremos salir.
Estamos viendo el panorama de Venezuela, que creyó en un líder carismático, encantador de serpientes, que ha llevado al hermano país a una situación política, económica y social que cada día se agrava más, pero ya es demasiado tarde. Los colombianos aún estamos a tiempo de no caer en tan grave error. Este artículo no busca convencer a nadie de votar por él NO al plebiscito, simplemente justifico y digo lo porque YO voto por el NO. Cuando algo debe ser, cuando es lo correcto, no hace falta convencer al otro de que debe hacerlo. La publicidad por el SI, en lo personal me parece sospechosa, demasiado sospechosa, y me llena de desconfianza. Quienes defienden el SI, insultan a los uribistas, y a los futuros politólogos que no apoyamos este pacto nos hacen sentir que no servimos para este trabajo. Demasiada presión por parte del gobierno es muy sospechosa, por eso es que los acuerdos de La Habana son tan peligrosos, porque detrás de ellos hay manipulación.
Voto por el NO, porque, no es posible que como colombianos aceptemos que aquellos guerrilleros que por años han matado, han secuestrado y han violado, tengan más beneficios que los colombianos honrados que trabajan, y a quienes el sueldo casi no les alcanza.
Voto por el NO, porque La Paz no se consigue con injusticias, con impunidad y con mentiras.
Voto por el NO, porque crimínales y asesinos no pueden hacer política, no tienen derecho a decidir sobre el futuro de los colombianos.
Voto por el NO, porque nuestras generaciones merecen una paz verdadera, no una quimera de paz, no una paz cargada de mentiras.
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