“… pues ustedes son la más pequeña de todas las naciones” (Deuteronomio 7:7)
La gente pide pruebas de que Dios existe. El pueblo judío es esa prueba.
¿Cuánto tiempo puede durar una oveja en una guarida de leones muertos de hambre? Antes de contar hasta diez, no les quedaría ni una hebra de lana con la que limpiarte entre los dientes.
Las más grandes civilizaciones han ido y venido. Todos aquellos que conquistaron el mundo ya han dejado de existir. Sin embargo, el pueblo judío va en contra de todas las leyes lógicas y naturales.
A pesar de la persecución constante y el exilio y los poderosos enemigos que no sólo han amenazado a este pequeño país continuamente, sino que han hecho todo lo posible por librarse de ellos, y a pesar de todo eso aún siguen aquí?
Los antisemitas mantienen la esperanza de ver algún día a ese pequeño pueblo que acusan de "ocupante", desaparecer, solo porque ellos así lo han decidido, solo porque ellos piensan y creen que a diferencia de los demás países del mundo Israel es el único país que no tiene derecho a defenderse.
Si, aunque parezca absurdo, intelectuales y letrados rechazan de forma tajante el derecho que un país tan pequeño como Israel no tenga derecho ni a ser reconocido ni a su soberanía, cuando el valor más preciado de un Estado es su soberanía.
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