A través de la historia los romanos han se han caracterizado por sus exquisiteces culinarias, pero aún más curioso e insólito, el hábito de comer acostados. Este hábito es un símbolo de distinción social. Esta particular costumbre llevo a muchas familias adineradas a modificar la decoración de los comedores de la época imperial, así como también de la organización de los banquetes, en especial si en el caso de los emperadores se trataba.
En los comedores el número de comensales había sido reducido y las mesas eran cuadradas con lechos. El lugar quedaba libre para permitir los movimientos del servicio. Esta costumbre fue aprendida de los griegos, de los fenicios y de los asirios. Normalmente estos comedores estaban acondicionados para nueve invitados, y los esclavos y comerciantes de baja estirpe, payasos comían las sobras en posición vertical.
Luego de comer y sintiéndose ya satisfechos, se provocaban el vómito para vaciar sus intestinos y continuar la comilona. Hoy en día se conserva el orden de las sillas como señal de deferencia y status, pero se come con calma
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