También conocida como la Masacre de San Bartolome, fue una matanza sin precedentes de cristianos protestantes de la doctrina calvinista también llamados los hugonotes durante las guerras de religión de Francia en el siglo XVI. Aquella matanza comenzó durante la noche del 23 al 24 de agosto de 1572 en Paris, en poco tiempo tomandose toda Francia. Los reyes de Francia con el apoyo del papado impusieron persecuciones terribles contra los Calvinistas. Se crearon edictos y cortes para condenar a los protestantes a la hoguera. La reforma protestante en Francia estaba en pleno apogeo al igual que la hoguera. Bajo la dirección de líderes como Juan Calvino, el protestantismo adquirió más adeptos, y el catolicismo perdía feligreses por lo que aquel fue un periodo de guerras violentas entre protestantes y católicos.
Por lo menos habían unos dos millones de protestantes en Francia. El rey Enrique II, quien seria el gran perseguidor de los protestantes en Francia murió y la reina Catalina de Medecis gobernó. El plan de la reina era lograr algo así como un acuerdo ecuménico entre católicos y protestantes y terminar con los conflictos. El matrimonio entre un Enrique de Navarra príncipe protestante y Margarita de Valois, la hija católica de la reina Catalina. Hay que recordar que por aquella época el papado se oponía a las bodas entre personas de diferentes creencias, al principio Pío V y luego Gregorio XIII. Muchos hugonotes o protestantes calvinistas tenían confianza en las buenas intenciones de la reina y decidieron asistir a la unión matrimonial pero El Papa se negó a dar su bendición y también se intentó dar muerte al líder de los hugonotes, cosa que desato la furia de los protestantes, por lo que se propuso exterminar a todos los líderes protestantes. Sus lugares de residencia fueron identificados, así como sus sitios de hospedaje y se dio la autorización al pueblo para aniquilar a los hugonotes quienes eran tachados de herejes.
Setenta mil hugonotes o protestantes calvinistas perecieron en toda Francia. Los reyes franceses dieron una misa de acción de gracias por la ejecución de todos aquellos herejes protestantes. La corte papal recibió la noticia con gran regocijo, y el Papa Gregorio XIII creyó que el protestantismo había sido aplastado de forma definitiva luego de aquella matanza y ordeno que se entonará un himno de acción de gracias (Te Deum) en celebración de aquella noche de victoria y gloria de San Bartolome. En cuanto al rey Felipe II de España se rió en publico de lo sucedido y ordeno que se llevarán a cabo celebraciones, por su parte la reina de Inglaterra se vistió de luto y se negó a recibir embajadores. Los eventos quedaron grabados en los anales de la historia sin la menor posibilidad de inventos ni de exageración.
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