Muchas historias han sido relatadas, otras de ellas han quedado enterradas en el olvido y en la profundidad de aquellas memorias que no quieren recordarlas y que se niegan a hacerlas vivir de nuevo. El Pabellón del Enigma es la recopilación de todas aquellas historias que han quedado en el más terrible abandono y que esperan que alguien las vuelva a narrar. Nombres que quizás ya nadie recuerde o que nadie quiera recordar.
jueves, 8 de abril de 2010
El loco de Vitoria
Vitoria (Álava) se caracterizaba por ser una ciudad pacifica durante la década de los 50´s, pero fue en aquel 1955 cuando se escribió en la estación de esta ciudad ibérica la última página de un suceso que conmovió a la ciudad, el crimen en el bar “Carabanchel”. Se derramo tanta sangre que muchos pensaron que aquello solo podía haber sido obra de un loco.
Ni el tiempo, ni los esfuerzos por enterrar el asunto han logrado borrar las huellas que los disparos de Arturo Santamaría dejaron en la consciencia de la sociedad vitoriana. Aquel 12 de febrero de 1955 quedo para siempre marcado con letras negras en la historia de aquella pacifica ciudad. Todo comenzó cuando Santamaría entra en el bar pasadas las 10:30 de la noche, estaba tranquilo.
A los pocos minutos de haber llegado se dirige a la barra y ordena una copa de vino, y luego una copa de coñac, saboreándola como si fuese la última de su vida. Luego de observar por largo rato a un grupo de cinco jóvenes que charlaban animadamente, Arturo se levanta para ir al baño. Su tardanza es la única señal de que algo no andaba bien. Pese a que algunos clientes se extrañaron, no tuvieron tiempo de reaccionar.
Los disparos fueron precisos, y acaban con las vidas de: José Martínez Muñoz, José María Alejarreta, los hermanos Pablo y Francisco Santamaría y Julio Veitegui, quien luego de varios días de gravedad, finalmente muere. El arma se encasquilla cuando Arturo Santamaría le dispara al dueño del bar, quien se salva de ser la sexta víctima.
Santamaría trata de huir y luego de cinco horas de estar oculto en el sótano de una casa es dado de baja por la policía, la muerte del criminal cerró el caso, quedando muchas interrogantes en las muertes de aquellas cinco personas, quienes ocupaban cargos importantes en la política.
A pesar que se había hablado de algún tipo de venganza, versiones oficiales sostuvieron que la matanza del bar “Carabanchel” había sido obra de un perturbado mental y nunca se volvió a tocar el tema. Según la policía y peritos forenses los disparos parecían obra de un profesional.
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