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jueves, 8 de diciembre de 2016

El Depredador de Yuliana

Se trata de un caso que ha causado consternación a nivel nacional, y que se se ha tomado los medios masivos tanto nacionales como internacionales. El responsable es Rafael Uribe Noguera. Uribe Noguera de 38 años, es miembro de una familia prestante de Bogotá. 

Quienes recuerdan a Uribe Noguera del Bachiller del Gimnasio Moderno (1996), aseguran que fue jefe de la banda de guerra de dicha institución. Cabe resaltar que Uribe Noguera es arquitecto de la 
Universidad Javeriana (2003), donde algunos mencionan que tuvo líos por el posible plagio de su tesis. 

Los que han conocido a Uribe Noguera lo describen como una persona  jovial, educado, fiestero, buen deportista.  Sin embargo, también lo califican como mujeriego, celoso, montador, bebedor, así como una “caspa”, “con tendencias delincuenciales”, como se dijo en otros medios. 

Es importante mencionar que la familia Uribe Noguera sabía del problema que Rafael tenía con las drogas y el alcohol, y que solía  perderse “durante días”. Quienes conocen a Uribe Noguera dicen que llevaba una doble vida: un arquitecto exitoso de día y rumbero desbocado en las noches de los fines de semana. 

En el mes de agosto de 2014 Uribe Noguera protagonizó un escándalo cuando un señor de avanzada edad toco a su puerta a causa de las desproporcionadas rumbas, y según los vecinos, hubo insultos e incluso un intento de agresión en contra del anciano. Uribe Noguera se encontraba borracho y vestido con ropa de mujer. 

Expertos  psicólogos forenses aseguran que es aunque no es tarea fácil identificar al depredador sexual, estos cumplen con ciertas características como que tienen complejo de superioridad, algunos de ellos padecen del síndrome del emperador, también tienen trastorno emocional o del animo. El abusador suele tomarse su tiempo para ganarse la confianza de la familia y El Niño, tomándose meses o incluso años. 

En el caso de Uribe Noguera, aunque no cumplió con la última característica, está claro que se tomó su tiempo para asechar a su víctima y en el proceso cometió un error. Cabe aclarar que no todos los depredadores sexuales asesinan a sus víctimas, dado que muchos de ellos gozan con el sufrimiento de dejarlos con vida, pero en el abuso sexual la pequeña Yuliana falleció y ahí fue donde las cosas probablemente comenzaron a complicarse. 

Manipulación del cuerpo, del lugar del crimen, y sobornos fueron los que destaparon la podrida olla que se cocinaba tras la vida del exitoso arquitecto capitalino. Un escándalo de proporciones mayúsculas, y todo un país consternado por el más dantesco crimen que será recordado en el futuro. 



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