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lunes, 14 de diciembre de 2015

Reflexión: Un hombre con argumentos, todo un caballero

En una sociedad en donde el sistema es el mismo que de una selva, aquel que pelea con argumentos siempre será visto como un caballero. Con esto no solo me refiero a Colombia, sino a todos los paises del mundo, en las sociedades en donde los argumentos pasaron a un segundo plano, en donde la gente quiere que todo se haga al modo de cada quien, o al modo que se acomode a las circunstancias de cada individuo: "Si a mí me perjudica y no hay argumento que respalde mi posición uso medio más radicales para que eso que no me conviene simplemente desaparezca". Poniendo esta teoría en la vida real, podemos poner un ejemplo fácil en Colombia: los taxistas y el Uber. Los taxistas le dan servicio a quien ellos quieran, pretextando el lugar donde vaya, pero aparece Uber y argumentan que les están quitando el trabajo, pero con el mal servicio que prestan, ese argumento se cae, y entonces acuden a la violencia a falta de argumentos. La intolerancia es sinónimo de una significativa escasez mental que existe en muchos colombianos, que a falta de argumentos que sustenten su pensamiento quieren imponerse por la fuerza, y prácticamente vuelven a los tiempos de las cavernas, anteponiendo sus instintos anímales, cubriéndose tras una fachada que se limita a un apellido o a un estrato social, pero este no garantiza lo gente que pueda ser. No podemos culpar a otros de nuestras reacciones salvajes, en cada persona está la posibilidad de argumentar o simplemente reaccionar como una bestia enfurecida cuando algo se salió de nuestro control. Las circunstancias allí están, pero las cosas son mejores o peores según las tomemos, dependiendo de nuestra reacción. Si en un semáforo en verde, el señor de adelante no avanza y yo me bajo y levanto a patadas su vehículo, no es culpa de esa persona porque no avanzaba, es mi culpa porque en mi libre albedrío pude haber usado el claxon o buscar una forma racional de actuar, lo cual hubiese hecho una enorme diferencia. No es inteligente achacar las culpas de las reacciones de las personas a terceros, "si tú no hubieras hecho esto, esa persona no reacciona así"...es absurdo pensar así, porque esa persona bien pudo demostrar que tan "gente" es usando argumentos. Todos hemos en algún momento, perdido el control, dicho y hasta hecho cosas producto de la rabia, pero es mi culpa si reaccionó violentamente, no es culpa de quien me provocó, no es culpa ni siquiera de la circunstancia. Desde un incidente tan cotidiano como un taxista cobrando una tarifa alta de una carrera, hasta un pleito por una empanada puede ser un simple incidente sin mayores consecuencias o con graves consecuencias dependiendo como yo reaccione. Con este artículo no pienso dictar cátedra, es simplemente una reflexión que quise compartir, porque somos seres humanos, somos carne, tenemos momentos en que nuestro YO VIOLENTO, se desata como un huracán imparable y podemos terminar haciendo una gran tormenta en una circunstancia donde no había brisa. Tenemos que comenzar tu y yo, que somos seres imperfectos por aceptar que somos responsables de nuestras reacciones, y que no debemos sentir culpa por las reacciones violentas de otros aún si hemos sido el causante de una determinada circunstancia, porque la persona como ser racional tuvo la opción de actuar como lo hizo y no como debió de haberlo hecho. 

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