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domingo, 27 de noviembre de 2016

Visión de Túnel: Retinosis Pigmentaría

Nuestros ojos son unos maravillosos órganos que nos permiten apreciar la belleza del mundo que nos rodea a la vez que comunicarnos mediante la lectura, la escritura y las artes visuales y plásticas. A través de una pequeña apertura de unos 2 mm de diámetro (la pupila), el ojo selecciona una pequeña fracción de lo que existe a nuestro alrededor y, junto con el cerebro, reconstruye la posición, forma, color y movimiento de cada objeto en nuestro campo de visión. Esto supone un gran trabajo y requiere una maquinaria neural muy especializada y compleja.

Habitualmente, no somos conscientes de todo lo que implica la visión hasta que no se produce una anomalía en este proceso. Cuando encontramos dolor, una alteración del aspecto de los ojos o trastornos visuales, enseguida nos preocupamos y acudimos a un profesional especializado. Sin embargo, a veces se pueden dar procesos de enorme importancia, como la desaparición de porciones enteras del campo visual, sin que apenas nos demos cuenta.

En este contexto, él propósito de este artículo es explicar un conjunto de alteraciones de una parte importante del ojo, la retina, que son de carácter degenerativo, progresivo y hereditario y que, en ocasiones, pueden conducir a la ceguera. 

La Retinosis pigmentaría (RP) o Degeneración de la Retina, Distrofia de Conos y Bastones, afecta fundamentalmente a la retina, que es la capa que recubre la parte interna del ojo y se encarga de adquirir y procesar las imágenes del mundo que nos rodea y enviarlas al cerebro mediante el nervio óptico para que podamos percibirlas. 

En la RP se produce una destrucción gradual de algunas de las células de la retina (principalmente de los fotorreceptores) y es frecuente la aparición de acúmulos de pigmento en el fondo del ojo. Por lo tanto, quien padece de RP ve como quien ve por un túnel o por un hueco, por lo que tiene que ver directamente a las caras de las personas. 

Quienes padecen RP sufren de los siguientes síntomas: 

Ceguera nocturna, que se manifiesta como una deficiente adaptación a la oscuridad y a lugares poco iluminados. 

Reducción del campo de la visión periférica que obliga a los afectados a girar la cabeza para poder ver lo que hay a su alrededor, a esto se conoce como “visión en túnel", ya que el mundo se va convirtiendo en una especie de túnel donde la única luz se ve al final, pero cada vez es más distante y difusa.  

Disminución de la visión (de la agudeza visual) que se manifiesta como dificultad para percibir formas y objetos 

Deslumbramientos y fotopsias. Muchos pacientes perciben luces o pequeños flashes en la periferia de su campo que dificultan la visión, especialmente en condiciones de excesiva luminosidad. 

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