Opinión: La Comunidad del Anillo

El escándalo más vergonzoso que ha tenido que pasar Colombia ha provocado toda suerte de comentarios, conclusiones e incluso críticas por parte de políticos, abogados, y periodistas del país. La difusión de un vídeo que no denunciaba propiamente el homosexualismo de una persona sino la corrupcion que se encierra dentro de una institución, que es un asunto que nos atañe a los colombianos porque es el buen nombre de una de las instituciones que debe velar por la seguridad de la población civil y en cambio se ha visto envuelta en un escándalo de prostitucion. 

Yo no llamaría a la  difusión de este vídeo una violacion a las libertades como muchos en repetidas ocasiones lo han mencionado, porque nadie se robo el teléfono móvil con el que fue grabado, una de las partes quiso difundirlo. Si bien todos los seres humanos son libres de asumir una condición determinada también deben ser responsables por ello, y esto implica asumir las cosecuencias de sus actos. 

No es el problema de ningún colombiano las preferencias sexuales del viceministro Carlos Ferro, del General Palomino o de cualquier político, pero si es problema de los colombianos cuando en pro de satisfacer sus placeres se usen fondos del Estado, y se ponga en entre dicho el buen nombre de una institución del Estado. No es culpa de Vicky Davila que haya estallado la bomba, es culpa de quienes permitieron desde un primer momento que está bomba fuese instalada. 

Como dijo en una oportunidad el periodista español Iker Jiménez: "El mayor miedo es la censura". El periodismo es decir lo que otros callan por miedo y los que otros pretenden ocultar por maldad. Así como la Constitución en su artículo 15 defiende el derecho a la intimidad de las personas, así mismo en el artículo 20 la constitución expresa la libertad de expresión y la no censura; y pretender censurar a la periodista Vicky Davila ejerciendo presión es lo mismo que solapar no sólo la doble moral sino solapar también la corrupcion dentro de las instituciones del Estado.