Muchas de las festividades que hoy en día se celebran en la mayoría de los países del mundo tienen orígenes desconocidos, y que sin saber nosotros carecen de fundamento histórico. Los invito a conocer la fiesta que se celebraba en el Imperio Romano de los Cesares, que tiene su verdadero origen desde mucho antes del Imperio Babilònico cuando Semiramis la reina Asiria, esposa de Nimrod, quien construyera la famosa Torre de Babel, esperado continuar con las mentiras que su esposo había propagado por toda Babilonia de que él (Nimrod) era el dios Sol, aprovecho que había quedado embarazada para decir que un haz de luz de sol le había enviado un hijo que era del dios Sol (o de Nimrod). Nace Tamuz, y a su edad adulta muere a causa del ataque de un jabalí. Semiramis decreto que rindiendo tributo a la memoria del hijo del dios Sol habría una gran fiesta desde el 17 al 23 de diciembre a la luz de las velas y antorchas por el fin del periodo más oscuro del año y el nacimiento del Sol Invictus en el día 25 de diciembre coincidiendo con la entrada del sol en el signo de Capricornio.
Mucho tiempo después, Roma hereda esta herencia, la Fiesta de la Saturnalia Romana conocida como las fiestas de los esclavos, quienes recibían raciones extras, tiempo libre y otras prebendas, además de ser, por supuesto consideradas las fiestas de la finalización de los trabajos de campo, celebrada tras la conclusión de la siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano. Aquellos eran siete días de bullicio, diversiones, comida en abundancia, intercambio de regalos. Estas fiestas comenzaban con un sacrificio en el templo de Saturno , al pie del Vaticanus Mons, la zona más sagrada de la Roma de la época, seguido de un banquete público. Los romanos asociaban a Saturno, dios agrícola protector de sembrados y garante de cosechas con el dios prehelénico Crono, que estuvo en activo durante la mítica edad de oro de la tierra, cuando los hombres vivían felices, sin separaciones sociales.
Durante las Saturnales, los esclavos eran frecuentemente liberados de sus obligaciones y sus papeles, en algunos casos, cambiados con los de sus dueños. En las fiestas Saturnales, se decoraban las casas con plantas y se encendían velas para celebrar la nueva venida de la luz. Los romanos amigos y familiares, se hacían regalos (en un principio, recordando a antiguos rituales, velas o figurillas de barro). Cuando el Emperador Constatino llega al poder y decreta el cristianismo como la religión oficial del imperio decide cristianizar esta fiesta, y desde entonces no solo se mantuvo esta tradición en Roma sino que se extendió por el resto de los continentes en donde no se recuerda el Sol Invictus sino el nacimiento del Mesías es decir la celebración de las Navidades.
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