¿Qué es un fantasma?
Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez.
Un instante de dolor, quizá.
Algo muerto que parece por momentos vivo aún.
Un sentimiento suspendido en el tiempo,
como una fotografía borrosa,
como un insecto atrapado en ámbar.
Un fantasma, eso soy yo.
Federico Luppi (El Espinazo del Diablo)
Podríamos definir el término “fantasma” como la representación visual, acústica o táctil del cuerpo no físico de una persona ya fallecida, que por diferentes motivos o circunstancias insiste en permanecer en el mundo de los vivos. La palabra “fantasma” deriva de un verbo griego que significa “aparecer” o “mostrarse”, por esta razón podríamos concluir que el fantasma es un fenómeno básicamente sensorial, y suele provocar reacciones muy traumáticas. Las apariciones fantasmagóricas suelen manifestarse de diferentes formas ante los seres humanos y en determinados lugares dependiendo de la carga psíquica existente para ellos y en ellos.
Hay apariciones que se manifiestan en forma de una energía con una fuerza anómala denominada Poltergeist, estas apariciones por lo general tienen un foco en el cual se concentran, y estos focos pueden ser jóvenes en la edad de la pubertad, mujeres embarazadas o personas con deficiencias mentales, problemas alimenticios y cáncer.
Cuando una persona muere, de su cuerpo físico se desprenden los cuerpos etéreos (cuerpo mental, emocional y espiritual), que forman una unidad llamada CUERPO ETEREO y forman lo que se denomina como CUERPO ASTRAL. Se ha constatado que al morir una persona el cuerpo físico pierde aproximadamente unos 150 gramos, lo que podría ser el peso del cuerpo astral o el peso del alma.
En muchos lugares estas apariciones se manifiestan por ruidos, movimientos de objetos, el sonido del viento, las tuberías del agua, vibración de las ventanas, es decir por sonidos muy cotidianos, lo que quiere decir que no siempre hay manifestaciones fantasmagóricas.
En cierta ocasión se dio un caso en la casa de una familia en la que los fantasmas eran nada menos que ratas empujando manzanas almacenadas en la cavidad de una pared del desván. Otro caso famoso es el del “fantasma de la calle de Villarroel”, que a finales de la década de los 70 trastornó a la opinión pública española: el presunto fantasma resulto ser un hombre sin empleo ni hogar que solia refugiarse en una casa en construcción una vez se habían marchado los operarios. Los ruidos que causaba comenzaron a inquietar a los vecinos de aquella localidad del país ibérico. Ante este tipo de hechos el investigador debe mostrarse escéptico ante las explicaciones sobre estos fenómenos paranormales que les parezcan sospechosas.