También conocidos como los crímenes de West Port. Se trata de un sorprendente hallazgo llevado a cabo en una montaña de Edimburgo. Ataúdes en miniatura que se exponen en el museo de la ciudad escocesa, y que según los expertos guardan un significado secreto, y porque no decirlo tétrico. Unos extraños muñecos que tienen telegenia y fuerza que se conectan con el hombre. Estos ataúdes fueron hallados por unos niños. Alrededor de tan macabras figuras se encerraron algunas teorías. Se hablaba de que habían sido fabricados por un zapatero, luego fueron relacionados con una pareja de criminales, los inmigrantes irlandeses William Burke y William Hare.
Se decía que aquellos ataúdes representaban un funeral simbólico y que los cuerpos que se encontraban en su interior representaban a 17 cadáveres desaparecidos, primero se mencionaban a unos marineros escoceses, pero luego esta teoría fue descartada, así es que las autoridades comenzaron a investigar que personas habían muerto y que sus cuerpos no hubiesen sido hallados. Se decía que Burke y Hare asesinaban de tal forma que no dejaban huellas para así poder vender los cadáveres a los anatomistas de las facultades de medicina en Edimburgo. Se hablaban de 17 víctimas, y que uno de los asesinos era un zapatero.
Seis años después, cuando aparecen los ataúdes se dan a conocer los nombres de los cómplices y del principal comprador. Las autoridades reconocen a Robert Knox, investigador y docente de la Escuela de Medicina de Edimburgo. También fueron reconocidas Helen McDougal y Margaret Laird, cómplices y amante y esposa de Burke y Hare respectivamente. Hare presionado por las autoridades prometió delatar a Burke bajo la promesa que las autoridades lo mantuvieran con vida. Burke fue sentenciado, ejecutado y posteriormente despedazado. Hare quedo ciego y murió siendo un mendigo en las calles de Londres. Expertos aseguran que Burke y Hare realizaban ritos post-mortem y vudú.
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