El número 5 de la calle Rodríguez Acosta, en Belmez de la Moraleda, corresponde a una casa de fachada encalada y con un balcón lleno de flores como los de cualquier vivienda andaluza. Esta casa y la más conocida como la número 3 fueron construidas en el emplazamiento de la antigua iglesia y el cementerio adyacente. Según los vecinos de aquella localidad en el número 3 se registraban actividad poltergeist en tiempos no muy lejanos, teniendo en cuenta que según ocultistas y expertos psíquicos, la energía psíquica queda fijada donde se ejerció, no resulte difícil aceptar el desconcertante fenómeno de las Caras de Belmez.
Aquel rostro que claramente se observaba en el suelo de la cocina aterraba a los Pereira y a uno de sus hijos, Miguel, quien decidió picar donde se encontraba aquella extraña figura hasta hacerla desaparecer para luego alisarla con cemento, pero al mes siguiente apareció aquel rostro en el mismo lugar del suelo que había sido renovado produciendo autentico temor en aquella familia. Se decía que las caras eran de 40 cm de base por 60 de altura. Algunos periódicos aseguraban que se trataba de un milagro pero otros aseguraban que todo lo concerniente con aquellas caras no podían ser otra cosa que un fraude.
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