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Hay dos bloques, uno atacando, movido por la envidia, el odio, la soberbia, y la avaricia, y el otro bloque defendiendo su soberanía y movido por el natural instinto de supervivencia, pero lo más triste es que esta pequeña nación pelea contra sus vecinos que en ese condominio llamado Medio Oriente se encuentra solo, lastimado y no solo eso, sino también juzgado y calumniado por los habitantes de otros condominios que ni siquiera conocen que es lo que realmente esta sucediendo. Analizar como se crían los niños judíos y como son criados los niños palestinos nos aclara un poco el panorama acerca de ese lado de la moneda que no nos quieren mostrar al mundo en especial a occidente. Vender una imagen de "religión de paz" a occidente respecto al islam en cualquiera de sus formas, llamese Chiíta o llámese Sunita, es una forma casi descarada de vender alcohol adulterado sin importarle al vendedor dejar ciego o matar a aquel que la compra, quien desconoce lo que va a consumir.
Mantenernos ciegos ante una realidad absurda, en donde la impunidad toma gran protagonismo. Niños que aprenden a odiar, a matar y a morir a causa de un dios que jamás levantara su mano para defenderlos ni recordara tal sacrificio, porque eso es lo que él busca, sacrificios, derramamiento de sangre para que su colección de almas perdidas, siga en aumento, porque las alma inocentes víctimas de ese odio injustificado tienen entrada segura en el creador de todo cuanto existe. Mientras que los niños judíos estudian la Tora, la ley de Moisés, los niños palestinos aprenden como matarlos.
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