Mes de abril, año de la segunda república, la familia Torrealba había decidido ampliar parte de su finca en Santa Cruz, son las 4pm cuando el obrero Victor Perez pica la pared hasta que encuentra una gran habitación sumida en la mas terrible oscuridad, escucha crujidos de huesos bajo sus pies y toca lo que llega a identificar como la cabeza de una imagen religiosa sin embargo cuando su compañero le ilumina el lugar, Víctor descubre que se encuentra rodeado de montones de cráneos y esqueleto, varios cuerpos momificados lo observan en silencio con los ojos de la mismísima muerte como si estuviesen aguardando su llegada durante mucho tiempo. Victor huyo del lugar completamente atemorizado por su descubrimiento, sin él saberlo, aquella experiencia había marcado su destino de forma trágica.
impresos españoles, algunos incluso llegaron a hablar de maldición, ademas todos
analizaban el perfecto estado de los cuerpos y se preguntaban "¿A quienes
Pertenecieron?". A raíz del descubrimiento, la familia Torrealba se había adueñado de aquellas momias guardándolas en su casa durante varios años. Doña Antonia Soria, la Santera de San Isidro decidió cuidar a las momias como si
fuesen sus propios hijos. Durante las horas que pasaba con las momias se dedicaba a tallar pequeñas calaveras inspiradas en las momias.
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