Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez.
Un instante de dolor, quizá.
Algo muerto que parece por momentos vivo aún.
Un sentimiento suspendido en el tiempo,
como una fotografía borrosa,
como un insecto atrapado en ámbar.
Un fantasma, eso soy yo.
Federico Luppi (El Espinazo del Diablo)
Cuando una persona muere, de su cuerpo físico se desprenden los cuerpos etéreos (cuerpo mental, emocional y espiritual), que forman una unidad llamada CUERPO ETEREO y forman lo que se denomina como CUERPO ASTRAL. Se ha constatado que al morir una persona el cuerpo físico pierde aproximadamente unos 150 gramos, lo que podría ser el peso del cuerpo astral o el peso del alma.
En cierta ocasión se dio un caso en la casa de una familia en la que los fantasmas eran nada menos que ratas empujando manzanas almacenadas en la cavidad de una pared del desván. Otro caso famoso es el del “fantasma de la calle de Villarroel”, que a finales de la década de los 70 trastornó a la opinión pública española: el presunto fantasma resulto ser un hombre sin empleo ni hogar que solia refugiarse en una casa en construcción una vez se habían marchado los operarios. Los ruidos que causaba comenzaron a inquietar a los vecinos de aquella localidad del país ibérico. Ante este tipo de hechos el investigador debe mostrarse escéptico ante las explicaciones sobre estos fenómenos paranormales que les parezcan sospechosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.